La crisis económica está teniendo un perverso efecto criminógeno: empuja a la delincuencia a personas de edad avanzada, muchos de ellos cabezas de familia, que encuentran en los robos y el trapicheo con las drogas uno de los escasos medios de subsistencia a los que pueden acceder ante el panorama de destrucción de empleo y de falta de solvencia empresarial y pública. Los fiscales responsables de Vigilancia Penitenciaria llevan más de cuatro años llamando la atención sobre una alarmante tendencia criminológica: las estadísticas de las prisiones aragonesas revelan un llamativo incremento de los mayores de 40 años que ingresan por primera vez en la cárcel por delitos contra el patrimonio.

"Se observa un incremento de delincuencia entre la franja de edad comprendida entre los 41 a 60 años en relación con las otras, y en comparación con años anteriores", señalaba la Memoria de la Fiscalía Superior de Aragón correspondiente al 2009, que añadía que "posiblemente haya podido incidir la situación económica actual y el aumento de la tasa de desempleo".

DATOS

Por esas fechas, varios atracadores históricos que llevaban años retirados volvían a las andadas tras quedarse sin medios de subsistencia. Y aumentaba la cifra de ciudadanos entrados en edad y sin antecedentes que eran detenidos por robar. Los datos de la Estadística de condenados del 2012, publicada por el Instituto Nacional de Estadística, indican que, tres años después, sigue esa tendencia.

La cifra de condenas por robo emitidas por los jueces aragoneses ha crecido notablemente en esos cuatro años al pasar de 579 a 687. El grueso del aumento está localizado entre los menores de 30 años, si bien es destacable entre los treintañeros --sube un 21%-- y entre los mayores de cuarenta --se eleva un 12,85%--.

En el caso de los hurtos, el cuatrienio arroja un estancamiento que resulta del descenso de la actividad de los descuideros de menos de treinta años y el estancamiento de los que tienen entre 31 y 40. Pero las condenas se han disparado un 43% entre los que superan esa edad.

También las sentencias condenatorias por sustracción de vehículos están estancadas, aunque en este caso son los delincuentes de 31 a 40 años quienes palían el descenso de la actividad de los menores de treinta mientras se mantiene el ritmo --bajo, en este caso-- entre quienes pasan de los cuarenta.

El tráfico de drogas es el delito que mayor incremento registró en los cuatro primeros años de la crisis: las 200 condenas del 2008 se convirtieron en más de 300 en el 2012. Y su estudio revela un llamativo aumento de los traficantes entrados en edad, ya que los mayores de 40 condenados en Aragón por esta infracción se duplicaron con creces en ese periodo al pasar de 29 a 64. Más que el aumento en los treintañeros --35 frente a 26-- y de los menores de treinta --un 41%--.