El campo aragonés sufre un profundo proceso de despoblación que está causando la agonía de cientos de pequeños municipios al mismo tiempo que acentúa los procesos de desequilibrio territorial que padece la comunidad, la de menor homogeneidad demográfica de toda España, según los expertos. Las Cifras oficiales de población que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre los padrones cerrados al 1 de enero de cada año ilustran el generalizado declive de las zonas rurales aragonesas.

En los once años discurridos entre el 1 de enero del 2000 y la misma fecha del 2011, la comunidad autónoma ganó 156.384 habitantes, al pasar de 1.189.909 a 1.346.293.

El grueso de ese aumento demográfico fue a parar a los municipios de más de 2.000 personas censadas. Concretamente, el medio de centenar de pueblos y ciudades aragoneses cuyo padrón se encuentra entre esa cifra y los 10.000 --cabeceras de comarca, básicamente--, ganaron 62.006 nuevos pobladores. La atracción fue más pronunciada en las cuatro localidades que pasan de 20.000 habitantes: Zaragoza, Huesca, Teruel y Alcañiz vieron crecer en 117.519 el número de personas empadronadas, con un ritmo anual positivo de 10.683 que prácticamente duplica en de los pueblos grandes.

UNO DE CADA NUEVE Ese aumento ronda las 180.000 personas, cifra que supera en 20.000 a la del crecimiento demográfico. La diferencia, 23.141, salió de los pequeños pueblos, que perdieron un 9,26% de su población en once años.

A lo largo de ese periodo, los municipios cuyo censo se encuentra entre los 101 y los 2.000 habitantes perdieron --como conjunto-- 23.920 pobladores, ya que pasaron de 241.036 a 217.116, con un ritmo anual negativo de 2.174. Paralelamente, los micropueblos --los de menos de cien vecinos-- ganaron 779 personas al pasar de 8.804 a 9.583.

En ninguno de los dos casos se trató de procesos homogéneos, sino que en ambos grupos existen matices importantes.

Los micropueblos son en realidad más pequeños. El proceso de despoblación hizo que a lo largo de esos once años quince municipios del rango inmediatamente superior cayeran por debajo del centenar de vecinos, con lo que la media de 62 moradores censados por pueblo cayó a 61.

Los municipios de entre 101 y 2.000 vecinos sufrieron un proceso similar, aunque todavía más acentuado, ya que en ellos el censo medio se redujo en un 5,15% al pasar de 540 a 513 habitantes.

CINTURONES La evolución demográfica de este bloque de pueblos fue más desequilibrada todavía que la de los anteriores en esos once años. Así, doce de los 540 municipios que lo integraban al comenzar el siglo se encontraban en el grupo inmediatamente superior --de 2.000 a 5.000 vecinos-- el año pasado.

Ocurrió, entre otros, con Aínsa --pasó de 1.595 a 2.232-- y Benasque --de 1.496 a 2.236--, capitales de sendas zonas montañosas de baja densidad como Sobrarbe y la Ribagorza; con Alfajarín --de 1.495 a 2.215-- y El Burgo de Ebro --1.550 a 2.341--, municipios cercanos a la capital aragonesa cuyo