El recóndito circo montañoso de Canal Roya, entre el valle del Aragón y el de Tena, no verá crecer en su entorno las urbanizaciones turísticas. Así lo manifestó ayer el consejero de Presidencia del Gobierno de Aragón, Roberto Bermúdez de Castro, ante la Comisión de Economía y Empleo de las Cortes de Aragón, donde compareció a petición de Chunta Aragonesista para explicar el reciente relanzamiento del proyecto de unión de las estaciones de esquí de Candanchú, Astún y Formigal, para el que se ha solicitado la declaración de interés general.

"La unión de estaciones no es ningún pelotazo, ni lo va a haber, pues se trata de un proyecto que no va ligado a desarrollos urbanísticos", aseguró Bermúdez de Castro en respuesta a Ángel Romero, de Izquierda Unida (IU), quien había comentado que el enlace de los centros de invierno ha atraído la atención de empresas de la construcción" y que la operación se haría "tirando de urbanismo".

Para IU, al igual que para Chunta, el proyecto constituye una agresión al medio ambiente en una zona de gran valor ecológico y paisajístico a los pies del pico de Anayet. "Ese plan no es el modelo más adecuado para el territorio, hay que buscar otro", subrayó Romero.

"DESPILFARRO" "Es fácil colgarle el sambenito a una empresa de ser un simple vendedor de suelo", replicó el consejero de Presidencia, que defendió el modelo urbanístico seguido en el Pirineo aragonés e informó de que la tramitación administrativa de la iniciativa durará más de dos años.

"¿En qué municipio aragonés ha habido un dislate urbanístico?", se preguntó Bermúdez de Castro, que aseguró que, aunque existen algunos "churros", como Las Lomas de Badaguás y Las Margas, en los municipios pirenaicos se respeta la normativa arquitectónica. En este sentido, afirmó que "solo entre el 3% y el 4% del espacio esquiable del Pirineo" está urbanizado.

El consejero señaló que, según los estudios previos, el remonte planeado entre la parte alta de Astún y la estación de Formigal a la altura de las pistas de Portalet tendrá una diseño muy aéreo, "con dos o cuatro pilonas" para salvar los 4,2 kilómetros que separan ambas estaciones.

Con respecto a la marcha del plan, que está iniciando el proceso administrativo, Bermúdez de Castro se inclinó por un sistema de concesión público-privada en el que la iniciativa privada lleve el peso de la operación.

José Palacín negó que no hubiera desmanes urbanísticos y puso como ejemplo Castanesa, "donde se ha pagado una barbaridad por los terrenos". Además, calificó de "despilfarro de dinero público" el proyecto de unión de estaciones, del que dijo que "pasa por encima del valor ambiental de la zona". El representante de Chunta se mostró partidario, en su lugar, de modernizar las estaciones existentes, en especial Candanchú, y de construir las variantes de Villanúa y Castiello.

En cambio, Antonio Ruspira, del PAR, subrayó que su partido considera "prioritario" enlazar Candanchú con Formigal a través de Astún y Canal Roya. Yolanda Vallés, por el Partido Popular, calificó el plan de "proyecto de futuro" e insistió en que la legislación "garantiza la protección del medio ambiente".

Francisco García Madrigal, por el PSOE, hizo hincapié en que Aragón debe buscar un "turismo de excelencia y de preservación de la naturaleza". "Apoyamos el proyecto de forma mesurada", declaró, pero recalcó que se deben preservar los intereses públicos. Asimismo, se interesó por saber si Aramón había quedado marginado al encargarse los estudios previos a la Corporación Empresarial Pública Aragonesa (CEPA).

En su turno de réplica, Bermúdez de Castro añadió que el proyecto lleva aparejada la construcción de un párking disuasorio en Canfranc.