El consejero aragonés de Sanidad, Ricardo Oliván, negó ayer que los 116 puestos de médico de familia suprimidos en los dos últimos años obedezca a un "recorte" y apeló a que "es consecuencia lógica de la aplicación de una serie de normativas, como la traslación a la comunidad de la obligación de que los profesionales, tanto de Primaria como de Especializada, trabajen dos horas y media más a la semana".

El consejero rechazó que los profesionales tengan "una carga asistencial desmesurada" pese a que estos denunciaron el lunes una "sobrecarga" de trabajo, además de sentirse "desmotivados".