Tenía 15 años cuando un videoclip de Julio Iglesias la sacó del anonimato. Un año después, volaba a Japón, París, Miami, Milán, Alemania, Nueva York, Londres, al lado de prestigiosos fotógrafos de moda, el mundo que desde niña tanto la había atraído. Los hermanos Vanzina de Roma la hicieron protagonista de la película Un state al Mare, que el Festival de Venecia estrenó. Y la serie más vista en la televisión italiana Distretto di Polizia, también la fichó. Con todo ello llegaron a su vida fama, muchísimos contratos de trabajo y una dieta severa. La carrera de modelo internacional de Marisa Jara (Sevilla, 1980) la obligó durante años a contar constantemente las calorías que podía ingerir y a pasar hambre. Superado un duro episodio de bulimia, volvió a la pasarela, ahora para que toda mujer real, con curvas naturales, la aplauda.

-¿Se siente a gusto con el calificativo de modelo curvy? ¿Qué significa para usted ese concepto de moda?

-Bueno, a mí las etiquetas no me gustan demasiado, ni siquiera las positivas como esta. Para mí, curvy es la mujer sana, que se siente bien consigo misma, la mujer que ni aspira a vestir una talla 36, ni se conforma con sobrepeso, un punto medio, saludable y cómoda con ella.

-¿Por qué cree que los estilistas no han tenido en cuenta a ese tipo de mujer en un punto medio de peso?

-Los estilistas se han dirigido, tradicionalmente, a una mujer que no existe mucho. Ese concepto está cambiando en otros países, pero en España, que vamos con retraso en muchos temas, todavía tenemos el referente de la pasarela, en Estados Unidos ya no, a la mujer normal de la calle se la tiene más en cuenta, en la industria de la moda se piensa mucho más en ella que aquí.

-En su anterior etapa como esa modelo tradicional que los estilistas siguen dibujando, ¿cuánto había llegado a pesar?

-Llegué a pesar 50 kilos, pasaba días sin apenas comer y estaba prácticamente a dieta siempre.

-¿Hasta qué punto se ha liberado al abandonar aquella esclavitud?

-Siento que hice las paces conmigo misma. Ahora escucho mucho más a mi cuerpo, sin presión por lo que debo comer cada momento. Ahora visto una talla 42 y me siento mejor que nunca. Llevo una alimentación sana, y me encuentro mentalmente más equilibrada, sin el agobio continuo de críticas del exterior por el peso.

-¿Qué es para usted una alimentación sana?

-Me refiero a llevar una alimentación equilibrada. Un 80% te cuidas, y un 20% te das un capricho comiéndote una pizza el fin de semana. Y, entre semana, te haces arroz integral, yo he incorporado alimentos como la quinoa, y me fijo en la cantidad de lo que como, un término medio entre lo poco que comía y pasarme.

-¿Está pendiente de lo que marca la báscula? ¿Cuánto pesa?

-Peso 75 kilos y mido 1,75 de altura. Pero no estoy en absoluto pendiente de pesarme. Estoy más pendiente de cuidarme que de la báscula. Ya me conozco mucho y sé que si mantengo mi actividad deportiva y cuido la alimentación, me mantengo, no me obsesiono. Cuando voy al médico para control, entonces sí que me peso.

-¿Cree que la moda curvy ha llegado para quedarse?

-Tengo cierta fe en que se quede y evolucione, y no sea un simple reclamo publicitario, que haya llegado de verdad y que obtenga una normalidad, porque hace referencia a lo que realmente es la mujer.

-¿Cómo convive como modelo curvy con el resto de modelos, las delgadísimas a las que estamos más acostumbrados?

-Bueno, es que todavía no estamos conviviendo, en realidad, no nos estamos encontrando en una misma pasarela ambos tipos de modelos.

-Usted es la embajadora de la firma Elena Miró, abanderada de la moda curvy, ¿Qué siente que ayuda a vender con su ropa?

-Es una propuesta sensual y elegante, para una mujer que quiere sentirse guapa, sexy y femenina en cada momento del día, y cómoda al mismo tiempo.