El eco de la guerra civil resonó ayer en el salón de plenos del Ayuntamiento de Calatayud. La asociación Arico, que agrupa a las familias de personas asesinadas por el bando sublevado en la contienda, llevó ayer a la casa consistorial su protesta por la oposición del alcalde de la ciudad, José Manuel Aranda, a que una placa recoja los nombres de los 448 fusilados de la comarca en un monolito que está proyectado en el cementerio bilbilitano.

A última hora de la tarde, entre 25 y 30 personas se concentraron ante el ayuntamiento con una pancarta en la que se podían leer los nombres de todos los represaliados. A continuación, los manifestantes subieron al salón de plenos, donde uno de ellos tomó la palabra, en el apartado de ruegos y preguntas, para pedir que se permita la inscripción de todos los nombres en el monumento, que no se hará si vence el plazo otorgado por el Gobierno para llevar a cabo el proyecto.

Además, la concejala socialista Julia Olivas, nieta de un fusilado, pidió a Aranda que reconsidere su posición. El alcalde, por su parte, se comprometió a reunirse con los familiares de las víctimas, pero expuso que no existe unanimidad en las peticiones del colectivo, dado que no todos apoyan la placa. Asimismo, Aranda señaló que la colocación de listados significa reabrir viejas heridas en un momento de reconciliación que ha traído la retirada de las placas colocadas en las iglesias.