La esperanza es lo último que se pierde. Más aún cuando te arrebatan a tu hija y el autor del asesinato no es ni tan siquiera identificado. Un sentimiento que siempre ha acompañado a los padres de Mercedes Lázaro, la joven estrangulada en el garaje de su casa un 4 de marzo de 1992. Fuentes cercanas a la familia reconocieron ayer a este diario estar «satisfechos» por la reactivación de la investigación por parte del titular del Juzgado de Instrucción número 7 de Zaragoza, Rafael Lasala. No obstante, estas mismas fuentes no pudieron evitar destacar que las pruebas que ahora se han realizado antes para haber conseguido que «la responsabilidad del crimen se hubiera depurado en 1992». Sobre las conclusiones de las pesquisas prefirieron guardar cautela y silencio debido a que están bajo secreto de sumario.

El cuerpo de Mercedes Lázaro fue exhumado el año pasado, tal y como publicó este diario, de cara a tomar vestigios, principalmente en las uñas, que puedan dar información del autor de esta muerte y de otra joven, Eva María Aznárez, el 16 de abril de ese año. Las nuevas técnicas forenses podrían enmendar el rosario de errores que en aquella época se produjeron cuando la técnica del ADN no estaba extendida.