Desde la Unión de Consumidores de Aragón (UCA), valoran el dato sobre el residuo de determinadas sustancias tóxicas en productos cárnicos aragoneses es "negativo" y su presidente, José Ángel Oliván, señala que "el consumidor se fía del producto que se le ofrece y, por lo tanto, todo producto a disposición del público tiene que tener un 100% de garantías salud. En seguridad alimentaria no hay ningún margen aceptable. No podemos permitir ni un 1% ni un 0,3% de toxicidad", puntualiza.

En este sentido, Oliván remarca una "actuación mayor y más directa" por parte de las administraciones en temas de control sanitario para evitar problemas. "No se puede confiar únicamente en las declaraciones y en los informes de las empresas. En el caso Pimpollo --el pollo precocinado que resultó estar contaminado por salmonela--, por ejemplo, se aceptó por buena la documentación de la empresa y luego se demostró que no correspondía", recuerda Oliván, quien añade que "si hay noticia de peligro de intoxicación, hay que darla a conocer y detener el avance, perjudique a quien perjudique. Muchas veces no se da la voz de alerta por proteger los intereses de otros, pero no los del consumidor", remarca.

Respecto a los datos en Aragón, el presidente puntualiza que "habría que plantearse actuaciones contra los responsables" y es partidario de que la caza silvestre no sea comercializada. "No debería ser apta para consumo humano, porque la contaminación por plomo es difícil de eliminar. Si un animal es herido, pero no capturado, es muy probable que después sea ingerido por otros animales".

CASOS ENMASCARADOS Anualmente, los casos por intoxicación son una realidad en España. Sin embargo, Oliván matiza que "muchos quedan enmascarados" en otras cuestiones. "Se justifican como trastornos gastrointestinales", asegura. "Con el tema de las vacas locas, durante mucho tiempo se escondió, provocando un estado de nerviosismo tremendo. Hubo falta de información y de aquella lección todos aprendimos", matiza.