La apertura de la nueva carretera entre Yebra y Fiscal está solo pendiente de la realización de una prueba de seguridad en sus dos túneles. El control se llevará a cabo esta semana, con el fin de permitir la inmediata inauguración del tramo, de 32 kilómetros, algo que podría tener lugar el próximo fin de semana, aprovechando el desplazamiento a Almacellas de la responsable de Fomento, Ana Pastor, por la autovía A-22. Las pruebas de seguridad se centrarán en los dos túneles construidos, uno de más de tres kilómetros y otro que rebasa el kilómetro de longitud. Han sido precisamente estas infraestructuras, así como distintos viaductos, los que han retrasado la terminación de las obras y han disparado su coste de los 30 millones iniciales a 130 millones.

La flamante carretera pondrá Sabiñánigo a 15 minutos de Fiscal y abrirá el Sobrarbe y la Ribagorza al turismo procedente del norte de España, en particular Navarra, La Rioja y el País Vasco. Con su apertura ya no será preciso dar el largo rodeo al que obliga la actual N-260, que presenta un trazado tortuoso y atraviesa numerosas poblaciones.

"La Yebra-Fiscal estimulará el turismo, aumentará la seguridad y facilitará la comunicación entre las comarcas pirenaicas", explicó ayer Enrique Campo Sanz, presidente del Sobrarbe, que señaló que se trata de "una obra muy necesaria".