El presidente de Aragón, Javier Lambán, ha defendido la reforma constitucional como la única salida al conflicto en Cataluña, pero ha reiterado que no la aceptará si implica diferencias entre españoles y que la solución no puede pasar por establecer "privilegios para unos en detrimento de los otros".

"Somos una nacionalidad histórica -como marca el Estatuto- y lo hemos de defender con uñas y dientes", ha agregado Lambán en respuesta a una pregunta parlamentaria formulada por la portavoz de Ciudadanos, Susana Gaspar, con quien ha coincidido en los límites que debería tener una futura reforma de la Constitución, sobre cómo afronta el Gobierno aragonés las consecuencias que se puedan derivar de la situación política en Cataluña.

Según el presidente, la relación comercial entre ambas autonomías es "tan positiva en todos los términos" que lo mejor sería mantener el "statu quo" de las relaciones, si bien ha reconocido que teme que cualquier alteración será "perjudicial" y que "un terremoto con epicentro en Barcelona" tendrá repercusiones en Aragón.

Ese terremoto, ha insistido, "ya ha estallado" y cree que sus sacudidas van a ser incluso más fuertes, además de repetir lo que dijo un día antes de que "la normalidad no la verá restablecida la actual generación política", aunque ello no implica que no deba dejar de escatimar esfuerzos para alcanzarla.

En cuanto a los aspectos económicos, ha anunciado que la consejera del ramo, Marta Gastón, se reunirá el próximo 23 de octubre con los agentes sociales y posteriormente con representantes de la universidad, el Colegio de Economistas y otros actores para prever escenarios y anticiparse a las consecuencias negativas de la crisis.

En este sentido, ha considerado que sería bueno tener ese debate también en el Parlamento, no para hacerse reproches sino para tomar medidas.

Del mismo modo, Lambán ha lamentado que haya quien evalúa lo que sucede en función del número de empresas catalanas que instalan su sede social en Aragón, lo que cree que es verlo con "una miopía absolutamente condenable", porque "nada bueno" va a ocurrir si la situación en la comunidad vecina sigue alterada.

Gaspar, por su parte, ha expresado su preocupación por el "golpe a la democracia" que "unos pocos" están promoviendo en Cataluña y ha sostenido que es necesario echar la vista atrás a la historia de España y aprender de "aquellos hombres de Estado" que han demostrado que "cuando vamos todos unidos, somos mejores".

Asimismo, la reforma constitucional, a su juicio, no puede servir para "romper España" ni para "contentar" a los independentistas, porque sería como la "pataleta" de un hijo a sus padres tras la que "el resto de los hermanos" pensarán que solo "yendo contra el Estado" consiguen lo que quieren.

Ha abogado, por tanto, por orientar la reforma de la Carta Magna a asegurar la equidad e igualdad entre todos los españoles y a buscar un encaje de todos los pueblos que garantice esa equidad, y ha preguntado cómo quedaría Aragón ante este escenario.