La intrahistoria de la venta de los suelos de Averly esconde una rocambolesca explicación sobre cómo las dificultades económicas y las relaciones con la Administración pueden asfixiar a una de las firmas más importante de Zaragoza. Tras la decisión de traspasar a una promotora los casi 9.000 metros cuadrados de terrenos están las deudas que acumulaba esta sociedad anónima con entidades bancarias y el Ayuntamiento de Zaragoza que habían desembocado en cuatro órdenes de embargo, una de ellas por parte del consistorio, al que le adeudaba 9.804,45 euros por tributos impagados.

Lo curioso es que este le debía abonar el año pasado el primer pago por la expropiación de terreno que hicieron para que Zaragoza Alta Velocidad construyera el túnel de la A-68, 350.000 euros sobre un montante global de 1,25 millones. Porque este desembolso nunca se pudo hacer, precisamente, porque pesaba sobre la firma industrial estas órdenes de embargo, cuando una de ellas además la había ordenado el propio ayuntamiento. No obstante, en estos momentos, con lo que pague --o ha pagado ya-- el grupo Brial por estos suelos, el consistorio prevé que los juzgados alzarán esos embargos y cumplir su parte y pagar a partir del próximo 30 de abril. Porque, insistieron fuentes oficiales del ayuntamiento, hay disponibilidad económica en el presupuesto para abonar ese dinero, y los 450.000 euros que tenía que pagar este año. Aunque aún no ha recibido el alzamiento.

El problema para Averly es que el suelo ya está vendido. Fuentes de la familia que es ahora propietaria de la empresa explicaron que ese dinero, los 350.000 euros era "fundamental" el año pasado para saldar las deudas que habían desembocado en embargo. Uno de ellos se ordenó por 94.644,54 euros, otro por 121.300 euros y otro por 48.655,77, además del ordenado por el consistorio que ascendía a 9.804,45 euros, fundamentalmente por impagos del IBI.

Un total de 274.404,76 euros, 264.600,31 si se excluye la deuda con el ayuntamiento, que se habría podido saldar con los 350.000 euros de aquella expropiación realizada hace más de cinco años. Pero, a pesar de la disponibilidad económica que el ayuntamiento tenía, la ley impide este desembolso a empresas que arrastran este tipo de cargas.

La situación en la que dejaba esto a Averly era extremadamente delicada. Por eso la oferta de Brial le servía para ponerse al día en el pago con sus acreedores y evitar que acabaran igualmente en pública subasta. De hecho, fuentes próximas a la familia aseguraron a este diario que uno de los que había provocado una orden de embargo ya había puesto fecha para la misma. Esto precipitó la venta y, aunque nadie quiere concretar la cifra en la que se cerró este acuerdo, este diario ha podido averiguar que, a corto plazo, ha permitido a Averly ir saldando sus deudas y, a largo, su ganancia irá en función de las ventas que obtenga la promoción de 200 pisos que permite el Plan General de Ordenación Urbana.

La familia nunca quiso vender el suelo, hizo todo lo posible por mantenerlo y llegó a rechazar hace siete años una oferta de más de 40 millones de euros por ellos. La diferencia ahora era que o lo vendía o se los quitaban.