"Nunca noté que mi hijo tuviera problemas. Jamás. Le han pegado ocho tiros por una cuchilla de tres centímetros. Me parece un abuso". El padre del joven de 21 años que el pasado sábado agredió a un Policía tras una persecución por las calles del centro de Zaragoza y tuvo que ser reducido con siete disparos, según fuentes policiales (primero hablaron de cinco), no podía ocultar ayer su "indignación" mientras comprobaba, in situ, las marcas que habían dejado las balas sobre una pared de la calle Candalija, en el Casco Histórico.

"Estamos recopilando datos, queremos saber si hay algún video o algo y pedimos la colaboración de los vecinos. Creo que ha habido un abuso, porque han disparado a un joven, de poco más de 50 kilos, cuando no había necesidad. Dicen que han sido cinco tiros, pero los médicos me dicen que lleva ocho impactos", relató el padre a este diario. El agresor, que permanece ingresado en la planta de Traumatología del hospital Miguel Servet y está custodiado por dos agentes de la Policía al estar detenido, fue operado el sábado por la noche. "Tenía una pierna rota y una rodilla afectada. No me han dejado verle, pero los sanitarios no descartan que necesite otra intervención", explicó.

El chico, de 21 años y residente en Nueva York, llegó a Zaragoza el viernes --era la primera vez que viajaba a España-- para visitar a su padre y su intención era permanecer en la capital aragonesa por un periodo de unos dos meses, con motivo de las vacaciones de verano.

ENFADO POR UN CUPÓN

El progenitor del chaval, que vive desde hace un año en Zaragoza, comentó a EL PERIÓDICO que su hijo cogió de casa una cuchilla "de solo tres centímetros" y no un cuchillo, y que él mismo compró ese utensilio.

El padre relató que la persecución se inició en la plaza España porque el joven "se enfadó" después de que un vendedor de la ONCE no quisiera reintegrarle el dinero correspondiente a un cupón premiado. "Le dijo que no podía, que tenía que ir al Banco de España y mi hijo ahí se enfadó", destacó. Fue en ese tramo hasta la entidad donde el detenido amedrentó y amenazó, según la Policía, a varios ciudadanos que alertaron de la situación. "Cuando lo recibí el viernes lo vi bien, nunca le había pasado nada así", precisó el padre. El joven prestará declaración sobre lo sucedido cuando esté en condiciones óptimas. De momento, ocupa una habitación sin acompañante en el Servet.

Por su parte, el agente herido con un corte en el cuello después de que el agresor se abalanzará sobre él cuando iba a ser retenido ya se encuentra en su casa y en buen estado, según precisaron fuentes policiales, después de que tuviera que ser trasladado a un hospital.

Durante el día de ayer, fueron muchos los ciudadanos que se acercaron por curiosidad a ver la entrada de la zapatería Sanse, en cuyas cristaleras impactaron las balas. Cinta aislante y cartones tapan de momento los agujeros provocados, a la espera de que la investigación concluya y puedan ser reparados.