La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) ha autorizado esta semana la aportación de caudales desde el embalse de Lechago (en la provincia de Teruel) a la cuenca del Jiloca, respondiendo a la solicitud de las comunidades de regantes del Bajo Jiloca.

Los agricultores de la comarca están sufriendo un intenso estiaje que pone en riesgo la recolección de los cultivos en la zona. La alarma saltó hace unos meses, pero la falta de previsiones halagüeñas ha obligado a los responsables a tomar medidas concretas para paliar los efectos adversos de la sequía.

Lechago es una infraestructura que actualmente estaba en proceso de puesta en carga o llenado en prueba, según informó la CHE en un comunicado, por lo que esta actuación se verá ahora «condicionada y suspendida para cumplir con estas demandas» de urgencia.

Aprovechar los recursos almacenados en embalses en pruebas de llenado es una medida de gestión extraordinaria «para paliar los efectos de la escasez de precipitaciones y de disminución de las aportaciones naturales».

Para la CHE, esta situación pone de manifiesto su uso futuro y como ejemplo, añadió que el pasado año se gestionó la fase de puesta en carga de tal modo que se hizo coincidir uno de los escalones de descarga con la campaña de riegos.

De este modo, el volumen de agua desembalsado fue aprovechado por los usuarios de la cuenca cuando más lo necesitaban, beneficiándose así del embalse de Lechago aunque este no haya entrado todavía en la fase de explotación.

Este mismo verano el embalse de La Loteta (Zaragoza) ha participado también en el mantenimiento del caudal del Eje del Ebro, en situación de emergencia por bajos caudales, gracias a sus aportaciones directas al Canal Imperial de Aragón.

La sequía que arrastra la cuenca del Ebro desde hace más de un año ya impidió el cultivo de gran cantidad de cereal de invierno en la margen derecha y, salvo un milagroso cambio estival, las cosechas del próximo otoño correrán la misma suerte en muchas zonas, según denuncian los agricultores.