Las compañías aseguradoras suelen recurrir a los investigadores privados para desenmascarar a los sospechosos de fraude, que al parecer no son especialmente cuidadosos a la hora de ocultar el rastro del delito. El organismo de investigación ICEA concede anualmente premios a la investigación de estos intentos, cuyo palmarés resulta una oda a la estupidez.

Por ejemplo, el caso de la contratación de un seguro a todo riesgo para un coche aparentemente recién siniestrado, que en realidad tenía dentro del depósito de gasolina un avispero casi fosilizado, del tiempo que llevaba sin usarse. Pero en Aragón también existen casos dignos de premio, y no precisamente a la pericia del defraudador.

Vicente Delgado, director de Inveszar Detectives, ha sido testigo de varios de estos intentos fallidos. Por ejemplo, el de un parte amistoso de un choque entre tres vehículos, aparentemente sin relación, y conducidos por tres mujeres. A través del análisis de redes sociales --siempre con perfiles abiertos--, interrogatorios y análisis del escenario, la historia resultó más rebuscada. Se trataba de una carrera entre tres amigos, recién salidos de una fiesta a orillas del Ebro, que terminó en un choque. Convencieron a sus novias para que figuraran como conductoras, pero no pudieron evitar presumir de la competición en internet.

Hazañas

Según revela el detective, el jactarse del engaño acaba siendo la perdición de muchos de estos defraudadores. Por ejemplo, en el caso de dos compañeros de trabajo, que ante el próximo ERE de su empresa decidieron exprimir lo que pudieran antes del fin, y pactaron un choque que les provocó a ambos un presunto latigazo cervical. Sin embargo, el parte no les impidió seguir acudiendo puntualmente a los partidos de fútbol sala de la empresa. Y tampoco tomarse unas cervezas al terminar, presumiendo de que iban a tener "coche nuevo" y del dinero que le iban a sacar a la empresa. La grabación de esta charla no les dejó muchas opciones en el juicio.

Otros dos amigos ni siquiera llegaron a él, y como en las series policiacas, confesaron en cuanto el detective les expuso las pistas. El parte comenzó como un simple atropello entre dos desconocidos --fenómeno, el del atropello simulado, que "ha crecido mucho", según Delgado--, pero el detective descubrió que, sospechosamente, y pese a que vivían cada uno en una provincia aragonesa, eran amigos del colegio. De hecho, ambos habían acudido el día del atropello a una cena de exalumnos. Y se les ocurrió el brillante plan de simular un accidente, aunque al final no fue tan brillante. No todos han notado el incremento de intentos de fraude que reflejan los datos. En la agencia Abainves, por ejemplo, aseguran que, más bien al contrario, la crisis lleva a la gente a pensárselo mucho a la hora de tentar la suerte con el seguro médico, "por miedo a que te echen".

En el caso de los autónomos sí hay quien trata de sacarle partido a una buena póliza. El detective destacael buen ojo de las compañías. "Cuando te contratan para investigar estos casos, siempre son positivos, el 100% son fraudes", destaca.

Algo parecido señalan desde la agencia IGS, ya que "la prolongación extraordinaria de una baja por enfermedad es un claro indicativo del fraude". Para el investigador, "no es que sean burdos, es que no pueden evitar hacer vida normal una vez que están curados. Otra cosa es que a veces se pasen de brutos, y solo lleven el collarín cuando acuden al médico del seguro", explica.

Él mismo fue testigo de un caso en el que "el cliente entró con las muletas a la revisión en la mutua, y al salir y se sentó de copiloto en el coche con su mujer. Llegué a creer que estaba realmente mal". Una simple persecución le desengañó. "Al entrar en la ciudad, en el primer semáforo, se bajó del coche, tiró las muletas al asiento de atrás y se puso a conducir él", explica.