En el inhóspito devenir del llamado proceso de renovación del Partido Aragón (PAR) las fechas clave se han ido sucediendo a trompicones, casi improvisadas, en el día a día de una formación que vive con normalidad la anomalía. El anuncio de José Ángel Biel de que iba a dejar la presidencia se produjo ya de forma sorpresiva, en medio de un acto, luego llamado happening, en el que para nada estaba previsto que el líder aragonesistas dijera que se retira.

Desde esa tarde de sábado, 14 de diciembre, en ese happening todo se ha acelerado en el PAR. Biel tomó las riendas de su sucesión, de la renovación, mientras decía que no era una tutela. No aclaró, ni lo ha hecho aún, cuándo será el congreso, que el final es un asunto capital, el que unirá con un hilo invisible ese 14 de diciembre con el futuro de la formación. El presidente, con su particular visión de lo que es un partido político, quiere marcar los ritmos. No se da cuenta de que hay factores que ya no es capaz de controlar.

La primera es la de su secretario general, Arturo Aliaga. Hombre de la máxima confianza de Biel y su predilecto para sucederle --primero lo fue Xavier de Pedro--. Aunque no lo diga. Se da por hecho. Igual que se asumía como una certeza que Aliaga iba a optar. Se decía en todos los círculos políticos, hasta que otro día 14, en este caso de marzo, el también consejero de Industria, aprovechando un viaje a Teruel anunció que sí, que quería suceder a su jefe de filas.

La hoja de ruta

En realidad Aliaga se salió de la hoja de ruta marcada por Biel. El máximo aliado del presidente fue el primero en abandonar el redil. La estrategia del secretario general tiene cierta lógica. Si quiere presentarse como la renovación, es fundamental distanciarse del jefe de filas. "Quiero llegar sin mochilas", ha dicho en repetidas ocasiones. El número tres del PAR dio el paso ese 14 de marzo casi por azar. Ante la insistente pregunta, cuenta, optó por aclarar las cosas de una vez. Niega que desde entonces su relación con Biel haya empeorado, ni que este se enfadara. Han seguido hablando con normalidad. Más aún estos últimos días cuando el Gobierno está preparando el recorte para ajustar las cuentas del 2014 al déficit. Han llegado a llamarse hasta tres veces en un solo día.

Los dos hechos más relevantes para el PAR en los últimos meses tuvieron lugar un día 14. La tercera un 13. El pasado domingo 13 de abril. Como el anuncio de Aliaga, el de Javier Allué cuando dijo que será alternativa para liderar el partido, no sorprendió a nadie. Pero verbalizar el futuro permite pasar de lo etéreo a lo concreto.

Javier Allué y el diputado provincial Máximo Ariza controlan la provincia de Zaragoza de principio a fin. Salvo algún verso suelto sin peso orgánico. Pero hasta el pasado domingo no eran alternativa. Las palabras del también director general de Relaciones Institucionales convirtieron en corpóreo su dominio territorial. Su anuncio se produjo frente a 300 personas, la mayoría alcaldes y concejales. Sus apoyos son reales, no un farol. Y cuando se convoque el congreso, cualquiera que aspire a relevar a Biel tendrá que hablar con ellos. En Sobradiel se convirtieron en interlocutores.

Juegos de estrategia

Claro que para eso se tendrá que convocar el congreso, y en esta cuestión, Biel tiene todavía la llave. Por mucho que lo pidan Allué y los suyos, no será antes del verano. Todo apunta a que habrá que esperar a finales de año. Entonces, en ese contexto, tendrán sentido los candidatos, las ideas y la renovación. Hasta ese momento, todo lo que se haga son solo juegos de estrategia. Ahora solo hay algo claro: si Aliaga quiere presidir el PAR tendrá que entenderse con Allué. Y viceversa. Es complicado que surjan más alternativas en un partido en el que el tráfico intestinal está más que obstruido.

Aliaga y Allué son los que tienen la sucesión en sus manos. Lo demás son solo actores secundarios, que podrán aportar más o menos peso orgánico, en forma de compromisarios, en una eventual votación, pero nada más. Lo sabe el vicepresidente, Alfredo Boné, que ha ido perdiendo terreno hasta quedarse con un papel casi residual. Aunque siempre habrá que tenerlo en cuenta. Tiene en sus manos algunos reductos en Teruel y cuenta también con su propio clan en Zaragoza.

Queda José Ángel Biel, que se retira a cámara lenta. Que está, pero no está. Que se va de aquí, y mira de soslayo hacia Madrid, objetivo siempre con un brillo especial en el ego de los políticos. Tendrá mucho que decir en el futuro del PAR, aunque no lo admita. En poder reside una llave clave, aunque sea la 13-14.