No hay causa solidaria detrás. Aunque sus promotores hablan de una suerte de "cooperación al desarrollo" y lucen el amable lema de Por un mundo mejor, los ocho contenedores blancos que, desde hace días, se hallan ubicados en algunos barrios de Zaragoza para la recogida de ropa y calzado, tan solo buscan nutrirse de materia prima para la posterior fabricación y comercialización de "trapo industrial". Ese es, al menos, el argumento utilizado por uno de los promotores de la iniciativa --rehusó revelar su nombre--, que dijo a este diario desconocer que, para la instalación de los contenedores, es necesario "comunicarlo al área de Servicios Públicos del ayuntamiento y afrontar el pago de las pertinentes tasas municipales", como recordaron fuentes del consistorio zaragozano.

EMPRESA POR MONTAR El mismo día en que se hizo público que, solo en lo que va de año, el Ayuntamiento de Madrid ha retirado de sus calles casi 800 contenedores "irregulares", el representante de la empresa que "aún está por montar" explicó que Zaragoza es "la ciudad en la que hemos decidido empezar", porque "Madrid, Barcelona y Andalucía --comunidad de la que dicen proceder-- están saturadas". Contó que el servicio que prestan y que permite el reciclaje de la ropa usada, se asemeja al que, durante años, se ha realizado portal por portal.

Su pretensión, dijo, es hacerse con un local en la capital aragonesa y, con la ayuda de una furgoneta, recoger la ropa y los zapatos que la gente haya depositado en los contenedores "cada ocho, nueve o diez días, porque, con la crisis, se recicla menos". El comunicante relató que, si reciben los permisos, su pretensión es extenderse "por todo Aragón". También contó que en el mercado el trapo industrial se vende a 15 céntimos el kilo.