Los meditadores son personas que gozan de mejor salud y bienestar. Esta es la principal conclusión de un estudio en el que participaron los doctores Nicolás Fayed, jefe de servicio de diagnóstico por imagen de Hospital Quirón Zaragoza, Yolanda Lopez del Hoyo, del departamento de sociología y psicología de la Universidad de Zaragoza, y Javier García-Campayo del servicio de psiquiatría del hospital Miguel Servet, y publicado el pasado mes de marzo en la prestigiosa revista científica Plos One.

El estudio fue realizado con técnicas de resonancia magnética que permiten medir las sustancias químicas e interconexiones neuronales y, por lo tanto, los cambios cerebrales que se producen en meditadores zen.

Se compararon los cerebros de diez meditadores de un monasterio budista, quienes contaban con una media de 191 meses y por lo menos una hora diaria de meditación, y otras diez personas sanas que no practicaban meditación, pertenecientes al equipo del hospital Miguel Servet de Zaragoza. "Tal y como muestran este y otros estudios de investigación, hay una clara relación entre nuestras neuronas y las emociones". señaló Fayed.

Por otro lado, el jefe de servicio de diagnóstico por imagen de Quirón Zaragoza explicó que "otros estudios en pacientes con estrés han demostrado cambios cerebrales en tan solo ocho semanas después de comenzar la meditación".

Por su parte, García-Campayo añadió que "estos datos confirman las bases biológicas de la eficacia de la meditación en el tratamiento coadyuvante de diferentes enfermedades como dolor crónico o depresión, entre otras".

A los dos grupos se les facilitaron cuestionarios de ansiedad, depresión, deterioro cognitivo y atención, y se les realizó una resonancia magnética cerebral con estudios de espectroscopia. Al comparar, los meditadores mostraron una significativa disminución de la ansiedad y depresión, así como aumento muy importante de la atención con respecto a los controles.

Así, los autores concluyeron que la meditación mejora la coordinación entre las neuronas y altera los circuitos cerebrales, por lo que esta práctica puede ser de gran ayuda en aquellas enfermedades que producen alteración en la atención, depresión, ansiedad o estrés.