Liz Sproat es la directora de Google for Education para Europa, Oriente Medio y África. Ayer visitó Zaragoza para exponer los beneficios de Chromebook, la herramienta que desarrollan conjuntamente Google y la editorial aragonesa Edelvives.

—Google y educación van de la mano. ¿Hacia donde cree que camina la enseñanza?

—Es importante que en el futuro los docentes se centren en hacer posible que sus estudiantes adquieran habilidades nuevas que les garanticen éxito en su trabajo. La tecnología tiene el poder y la capacidad de prestarnos apoyo para que los alumnos puedan colaborar y trabajar juntos en equipo, aunque estén ubicados en diferentes lugares del mundo. Así es como trabajamos en Google, con gente de todos los rincones en proyectos apasionantes. Es posible que las escuelas no cambien mucho físicamente, pero las experiencias en las aulas serán diferentes, innovadoras. Con Chromebook tenemos el reto de que sea una herramienta extendida en todo el planeta, bajo una educación colaborativa.

—¿Qué aporta la editorial Edelvives en la consecución de ese reto que plantean?

—Los profesores necesitan utilizar y conocer nuestras herramientas y ahí es donde necesitamos socios como Edelvives. Ellos han estado a la vanguardia al marcar el camino para entender la tecnología no como una amenaza para las editoriales, sino como un aliado perfecto.

—¿La educación en clase se acabará impartiendo con tablets y desaparecerán los libros?

<—El libro es algo que todavía no se ha podido prescindir de él, porque te da un plan de estudios y no hay alternativa. El formato libro, sea físico u online, es viable en un mundo donde se consume información. Sin embargo, es verdad que el aprendizaje puede cambiar en algunas cuestiones como Geografía, donde hay una gran diferencia entre ofrecer un mapa normal en un libro y un mapa interactivo, con actividades didácticas, que es más enriquecedor para el alumno. Hay editoriales, no es el caso de Edelvives que ha abrazado muy bien el cambio, que son reticentes a según qué herramientas. La clave está en dar confianza a los docentes, para que aprendan a usar herramientas digitales.

—Viaja por todo el mundo y controla la situación educativa de Europa, África y Oriente Medio. ¿Cómo zonas tan diferentes en su desarrollo pueden tener un proyecto común?

—Hay diferencias enormes. En África, por ejemplo, hay problemas de conectividad o electricidad. También la capacitación y preparación del profesorado varía porque allí hay mucho abandono en Secundaria. Sin embargo, desde Google for Education tenemos el objetivo de hacer una educación accesible a todos. El protagonismo clave y esencial reside en los profesores, vivan donde vivan, sean de Suecia, África o España. Ellos son el vehículo que hace posible que el aprendizaje sea una realidad y, desde Google, les ofrecemos herramientas. Contamos con un centro de formación donde pueden adquirir metodologías gratuitas y fomentar el ambiente de colaboración en el aula.