Traspasado ya el ecuador de la legislatura, el alcalde Juan Alberto Belloch tendrá que pisar el acelerador si quiere que al Plan Integral del Casco Histórico se le quite la etiqueta de "paralizado". Ha dado un primer paso, destituyendo a su concejal Laureano Garín de Planes Integrales y delegando en el presidente de la junta de distrito, el concejal de IU, Jose Manuel Alonso. Este deberá agilizar intervenciones y decisiones.

1. Solares vacíos y edificios abandonados

Son múltiples las causas que influyen en la degradación de una zona, pero entre ellas destaca la existencia de solares vacíos. Se calcula que en el Casco Histórico existen alrededor de 200 parcelas sin edificar, algunas de ellas de amplia magnitud y situadas en lugares estratégicos, como por ejemplo la parcela de unos 500 metros cuadrados ubicados entre las calles Libertad, Estébanes y Cuatro de Agosto. Uno de los retos es garantizar que una vez transcurridos dos años sin edificar, el consistorio pueda expropiarlos y presionar así a los propietarios.

Asimismo, los focos oscuros que se genera en torno a edificios abandonados, como por el antiguo cuartel de Pontoneros, también contribuyen al deterioro.

2. Dinamización del comercio y nuevas ideas

Sin pequeño comercio y actividad empresarial no hay vida en un barrio. De ahí que San Pablo necesite la aplicación de los proyectos de dinamización comercial previstos. El centro cultural dedicado a la música de Las Armas, junto con los locales a bajo precio de alrededor, será un buen revulsivo, pero no suficiente como para irradiar energía a un barrio en el que siguen predominando los locales vacíos (municipales y privados). Los colectivos sociales han realizado propuestas, desde la implantación de oficinas para jóvenes emprendedores a la especialización de la zona (mercado de flores, de oficios antiguos...), pero ninguna de estas ideas se ha puesto en funcionamiento pese a que programas como el de música en las plazas han registrado un éxito rotundo.

3. Apuesta por la política social y laboral para evitar guetos

En el Casco Histórico confluyen un elevado porcentaje de población envejecida y también inmigrante, que en numerosas ocasiones habitan viviendas que no cumplen con las condiciones mínimas de habitabilidad. Carecen de ascensores y de adecuados aislamientos, presentan daños o carecen de espacios de ventilación. Rehabilitarlos cuesta dinero y, aunque el Ayuntamiento de Zaragoza dispone de partidas para intervenciones de emergencia y de subvenciones directas, el ritmo de recuperación de las viviendas es más lento del esperado.

Esto, unido a la existencia de personas con problemas de inserción crónicos y víctimas de abandonos (de mayores), obliga a los trabajadores sociales a realizar seguimientos exhaustivos.

4. Problemas de convivencia por culpa de la limpieza

La limpieza pública sigue siendo uno de los problemas centrales del Casco Viejo, sobre todo, en el entramado de calles estrechas de San Pablo o La Magdalena. El pasado año se impulsó una campaña de concienciación de los nuevos vecinos para que se habituasen a los horarios de recogida de basura y evitasen los vertidos a la vía pública y a los solares (bajo la amenaza de sanción policial), pero todavía queda mucho que hacer. La implantación de contenedores subterráneos de basura para aquellos tramos de calle inaccesibles para el camión de FCC contribuirá a resolver el problema, pero de poco sirve si la gente continúa tirando la basura por la ventana o a solares vacíos.

5. Impulso económico y político para cumplir los compromisos

Los dos ingredientes necesarios para cumplir con todos y cada uno de los compromisos que aparecen reflejados en el PICH son partidas económicas en los presupuestos del ayuntamiento y voluntad política para tomar decisiones y desarrollar obras y programas sociales.

Durante la pasada legislatura, el plan del Casco Histórico durmió el sueño de los justos, limitándose a mantener las partidas de colaboración con los colectivos sociales del barrio. En este ejercicio, el distrito sí ha recibido una fuerte inyección económica, pero habrá que ver si se repite en los años sucesivos y, lo más importante, si se materializa en ideas que se lleven a la práctica y reviertan en la revitalización del barrio y en la mejora de las condiciones de vida de los ciudadanos.