La Asociación de Vecinos San Miguel 1808, con el apoyo de la Federación de Asociaciones de Barrios de Zaragoza y de la Unión Vecinal Cesaraugusta, celebró ayer una asamblea a la que acudieron alrededor de 150 personas para recabar la opinión vecinal sobre el cierre del consultorio Hermanos Ibarra. La conclusión fue un "no" rotundo de todos los asistentes. En la asamblea intervino la presidenta de la Junta de Distrito Centro, Patricia Cavero (PP), que invitó al colectivo vecinal a participar en la reunión, que tendrá lugar el próximo martes, para tratar de buscar una solución consensuada entre todos.

El presidente del colectivo vecinal, Daniel Portero, explicó que intentarán lograr el apoyo de la junta y, si finalmente se decreta el cierre, intentarán que se establezca una ubicación alternativa que no sea la del centro de salud Ramón y Cajal, como propone la DGA. Intervino también un representante de la propiedad del local, que aseguró que el alquiler de este era muy inferior a las cifras dadas por Cavero. El momento de mayor tensión se vivió cuando la presidenta de la junta explicó que los médicos solo trabajaban dos horas, afirmación que provocó "un rifirrafe entre ella y los trabajadores asistentes", aseguró Portero.

MOVILIZACIONES El presidente comentó que, dependiendo de lo que ocurra en la junta, ellos no descartan "nada". Se mostró orgulloso de la respuesta vecinal y resaltó que muchas personas mayores, "incluso en silla de ruedas", pidieron movilizaciones. Para Portero, lo vivido en la junta de ayer le llena de "esperanza" para que, finalmente, el centro no se cierre o se reubique.

Desde el pasado mes de septiembre han recogido más de 6.000 firmas entre trabajadores, usuarios y residentes de la zona. Como afirmó el presidente, si la Administración piensa que el problema se va a acabar con el cierre, se están confundiendo porque es un centro "que nos merecemos y queremos conservar". En la actualidad, este consultorio tiene alrededor de 18.000 libretas. Trasladarlo al centro de salud Ramón y Cajal es para él como "poner azucarillos en agua, tarde o temprano se disolverá y el consultorio desaparecerá por si mismo". Indicó que hay mucha gente de la zona que tiene otros centros, como el de Rebolería, San Pablo o Sagasta, más cerca de su casa y acabarán yéndose a ellos.

El principal problema, apuntó, es que la mayoría de los usuarios son personas mayores con dificultades de movilidad y cualquiera de las ubicaciones que se han propuesto supondrá una "falta de accesabilidad para los ancianos". Han solicitado en varias ocasiones reunirse con el consejero de Sanidad, Ricardo Oliván, pero no han recibido respuesta. Precisamente este estaba invitado ayer a la asamblea pero no acudió. El único contacto que han mantenido con la Administración, afirmó, fue una reunión con el director gerente del Salud, Tomás Tenza, en la que solo se les informó del cierre sin darles la opción de opinar.