El uso masivo de abonos relacionados con la agricultura y la ganadería o los vertidos de aguas residuales y excrementos animales en zonas de ganadería intensiva se han convertido en un quebradero de cabeza para varios municipios de la comarca del Matarraña, donde el agua de boca se ha convertido en un bien casi prohibido. El exceso de nitratos ha vuelto el agua no apta para el consumo en lugares como La Portellada, La Fresneda, Cretas, Valjunquera, y ha obligado a sus alcaldes a trabajar por buscar opciones alternativas para el consumo. En total, en Aragón, las cifras de localidades que han negado el agua del grifo alcanzaron casi la treintena.

El caso más sonado es el de La Portellada. En el año 2000, el aumento de lluvias y las grandes riadas hicieron oscilar el nivel de nitratos, contaminando el acuífero desde el que se abastecía al pueblo. Consiguieron potabilizar el agua con plantas depuradoras, pero hace cuatro años dejaron de funcionar porque no eran rentables, ya que el nivel de nitratos era muy alto y la maquinaria con la que trabajaban, muy antigua. Fue entonces cuando empezaron a buscar una captación alternativa. "Hace tres meses que tenemos hecha la nueva toma y la red de impulsión", explicó Alfonso Guardia, alcalde de La Portellada. Los vecinos acuden a la plaza del municipio a por agua para beber y cocinar, ya que hay instalada una planta de ósmosis portátil.

Gracias a una inversión de 200.000 euros del FITE y del Instituto Aragonés del Agua se ha creado una red de impulsión que, gracias al gasoil, bombea el agua desde cuatro o cinco kilómetros hasta el centro del pueblo. Ahora, pretenden invertir otro tanto en placas de energía solar para mejorar el proceso y evitar tener que llevar la línea eléctrica hasta el centro del pueblo.

En julio de este año, La Fresneda tuvo que hacer frente a una subida del nivel de nitratos en el agua que les dejó un mes sin agua de boca. "Fue corta y debida, además de a las lluvias, a las malas prácticas", reconoció Ramón Gimeno, alcalde del municipio.

Estudio

Aunque el agua vuelve a ser potable, han fijado una zona donde está prohibido el vertido de purines debido a las escorrentías y los geólogos de la Diputación Provincial de Teruel (DPT) han elaborado un estudio geológico para llevar a cabo un proyecto que determinará donde está mejor el agua en la zona y poder abastecerse de una fuente alternativa a la actual, en el centro del río Matarraña.

Se realizarán sondeos en cinco captaciones diferentes para ver la calidad del agua durante casi dos años. Así se determinará el nivel de nitratos más bajo y qué agua es mejor para el consumo. Por el momento, están buscando la financiación para llevar a cabo el proyecto.

La situación medioambiental en Peñarroya de Tastavins es diferente. A pesar de ser una zona muy saturada por las explotaciones porcinas y los vertidos de purines, no han tenido que cortar el agua para consumo humano. Sí que es cierto que después de épocas de lluvia aumenta el nivel de nitratos por las escorrentías, pero nunca ha superado los 50 miligramos por litro, medida que indica el límite de potabilidad en el agua. El alcalde, Francisco Esteve, aseguró que Peñarroya ha perdido muchas granjas de cerdos en los últimos años. "Las explotaciones ya no pueden crecer como antes por las limitaciones impuestas por la DGA. A eso se suma que no se produce un relevo generacional", apuntó.