--Puedo entender las razones que les han llevado a este proyecto.

--Es sencillo: se trata de encontrar proyectos atractivos. Llevábamos tres años dándole vueltas a esta iniciativa, pero queríamos hacer algo diferente a lo que se hace siempre, que suele ser colaborar con diseñadores que te aportan una nueva etiqueta.

--En realidad esta oferta nos aporta una nueva etiqueta.

--Eso es; pero con una categoría diferente. Creo que nuestra iniciativa es tan original que no conozco ninguna similar en España. Se llama Torrelongares, con los jóvenes autores. 40 microrrelatos.

--En efecto. ¿Han calculado dónde se van a leer esos relatos?

--Hay varios momentos: puedes leerlo cuando te sirven el vino en el restaurante o en casa. Incluso puedes leerlos todos juntos, para eso hemos editado un libro que los incluye. Hemos contado con la colaboración de la Asociación de Libreros de Zaragoza, a los que les hemos distribuido 2.500 ejemplares para que regalen a sus clientes y otros 2.500 se reservan a establecimientos hoteleros.

--¿Tienen constancia de que el vino gana puntos en ambientes elitistas, sofisticados?

--Hombre, yo no lo dudo. Hemos luchado mucho por aportarle al vino un componente cultural y estamos seguros de que se aprecia desde ese punto de vista. Nos hace muy felices ver en ciertas películas, que a menudo son americanas, una reunión de amigos preparando una cena con la copa de vino en la mano... Es un marco perfecto.

--Una buena cena, una buena copa de vino: ¿por qué entonces no aumenta su consumo?

--Yo tengo una teoría propia: creo que hemos abusado de hacerlo demasiado sofisticado, con descripciones muy profesionales. Tiene que ser todo más sencillo porque hay personas que pueden verse agobiadas al tener que pedir un vino en un restaurante si creen que no domina la jerga.

--En cierto modo han creado un lenguaje un poco exclusivo...

--Claro. Mi consejo es que pidas el vino que te guste, esté o no de moda o no sepas explicar que tiene un regusto de cerezas... Y hay que probar nuevos vinos, abrirse a nuevas ofertas.

--¿Les ha hecho mucho daño que las campañas de tráfico se centren demasiado en el alcohol?

--Nos ha hecho daño; es inoportuno que en esos spots aparezca una copa de vino, porque una sola copa no afecta para nada a la conducción, sobre todo si la tomas en una comida.

--Hay que seguir pensando nuevos proyectos.

--Eso siempre; queremos incorporar a pintores que van a interpretar una barrica de madera. Nuevas formas de expresión alrededor del vino.