El Grupo de Homicidios y la Policía Científica de la Jefatura Superior de Policía de Aragón mantienen abierta la investigación sobre el incendio en una vivienda del barrio zaragozano de Oliver, ocurrido el sábado por la noche, que causó la muerte por asfixia de un niño de 9 años aquejado de parálisis cerebral. Ayer le tomaron declaración, en calidad de testigo, a la madre del menor, Irina N., quien insistió en que ella no estaba cocinando y que no tiene ninguna explicación de porqué la campana extractora ardió como consecuencia de que la vitrocerámica emitiera calor.

Según fuentes consultadas por EL PERIÓDICO, fue una testificación escueta, puesto que sigue en estado de shock. Una circunstancia que podría tener que repetirse más adelante de cara a la reconstrucción de los hechos que están realizando los agentes encargados del caso. Durante su declaración, en la que estuvo acompañada por un vecino y por una asistenta social, la mujer explicó que su ausencia iba a ser breve, que había ido a comprar fruta.

Mientras, la Policía está a la espera del informe técnico procedente de la empresa fabricante de la vitrocerámica de cara a establecer el origen exacto del incendio cuya hipótesis inicial responde a una cuestión accidental. Los investigadores quieren saber si es posible que una cocina de inducción pueda ponerse en marcha de forma fortuita, como se desprende de la versión de la progenitora, o si hubo un despiste y se dejó el fuego encendido, que es la otra opción que están valorando los agentes. Lo que sí está comprobado es que sobre la cocina no había ninguna sartén o cazo que indicara el uso del electrodoméstico, que fue lo que señaló la mujer a la Policía el mismo día de los hechos.

Los vecinos de Irina N. la califican de «madre ejemplar», ya que estaba consagrada al cuidado de su hijo, desde que llegó al bloque de viviendas de la calle Antonio Leyva, un bebé, ya aquejado de la parálisis cerebral. Del padre nunca supieron nada. Eran estas personas la que le ayudaban en su día a día y actualmente, tras esta tragedia. En muchas ocasiones, Feliciana y María se encargaban de cuidarlo cuando Irina N. tenía que salir de casa. Sin embargo, en la noche del sábado ninguna estaba en casa.