"Me gustaba más el Tío Jorge, pero por tradición, porque aquí tampoco se está mal". Maica Blasco, conciliadora, reconoce que cualquier lugar es bueno para disfrutar del rancho, las migas y, sobre todo, los niños, "que se lo pasan pipa". Esta peñista acude todos los años a la tradicional celebración, aunque no se queda todo el día. Los pequeños, con tanto jaleo, se cansan demasiado.