La mandíbula hallada en Atapuerca que pertenece al europeo más antiguo podría corresponder a una mujer de cierta edad y afectada por alguna patología, tal y como aseguró ayer a este diario la paleontóloga Gloria Cuenca-Bescos, profesora titular de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Zaragoza, que junto a su equipo, ha sido la encargada de realizar la datación relativa de este fósil. Cuenca-Bescos reconoció la emoción que durante toda la jornada de ayer vivió su grupo de investigación así como la comunidad universitaria y científica aragonesa, tras conocer el impacto mediático de este nuevo hito paleontológico, y que ha sido portada de la revista Nature.
"Llevamos toda la noche recibiendo y enviando correos electrónicos, llamadas de teléfono... Es muy emocionante y satisfactorio es como recibir un gran premio, que no es otra cosa que el reconocimiento y el saber que has aportado un granito de arena", apuntaba mientras atendía felicitaciones de otros colegas.
Y es que la mandíbula hallada en el yacimiento burgalés de Atapuerca corresponde al homínido más antiguo de Europa, que vivió hace 1,2 millones de años, es decir, 400.000 más que los restos más antiguos descubiertos hasta ahora. No obstante, este resto fósil podría pertenecer a una mujer, un detalle que todavía no ha sido confirmado, pero del que existen evidencias, tal como apuntó la profesora titular del área de Paleontología de la Facultad de Ciencias a este diario. "La estructura de esta mandíbula es más pequeña que la hallada en 1994 en la llamada Gran Dolina, la cueva de Atapuerca, en la que aparecieron los restos del Homo Anteccesor, que fue datada con una antigüedad de 800.000 años y que creímos que era la más alejada en el tiempo".
Además Cuenca-Bescos señaló que esta mujer podría ser de cierta edad, porque presenta unos dientes --ocho-- desgastados. "Al menos presenta un alto grado de deterioro, posiblemente por una patología o por un fuerte golpe, que apuntaría que podría ser una persona más mayor que el Homo Anteccesor, que pertenecería a un adolescente o a un joven varón".
MÉTODO APLICADO En la datación de este hallazgo se han utilizado tres sistemas diferentes, que se han combinado: bioestratigrafía, paleomagnetismo y cosmogénicos, que han llevado a cabo grupos españoles diferentes. Precisamente el grupo de Paleontología de Gloria Cuenca-Bescos de la Universidad de Zaragoza fue el primero en actuar. "Nosotros hemos realizado la datación relativa mediante la bioestratigrafía, es decir, hemos ubicado esta mandíbula en un intervalo de tiempo, en concreto, entre 1,1 y 1,4 millones de años. A continuación se aplicaron otros métodos, que han permitido afinar la fecha".
En cualquier caso, la profesora zaragozana reconoce que aunque este espacio de tiempo puede parecer muy amplio para la perspectiva humana, lo cierto es que en Geología este periodo es ínfimo. "Es tan sumamente pequeño que incluso se podría aceptar como una buena datación".
En concreto, la bioestratigrafía permite estudiar los cambios en la composición de las faunas fósiles en el tiempo y que aparecen en diversos estratos. "La edad que obtenemos es relativa, es decir podemos decir que tal o cual mamífero vivió antes de que se produjera una determinada glaciación, o que por su morfología y paleofisiología sólo podía vivir en un ambiente cálido que tuvo lugar en otra época distinta", explica esta experta paelontóloga. De hecho, Gloria Cuenca-Bescos reconoce que han analizado fósiles de osos, nutrias, topillos, águilas pescadoras, musarañas venenosas, ciervos de grandes cuernos y otros herbívoros que aparecieron precisamente en el mismo estrato, el TE9, en el que se encontraba la mandíbula del homínido. "Todos estos fósiles compartieron un tiempo, vivieron hace 1,2 millones de años, en un periodo cálido". Los fósiles fueron trasladados progresivamente hasta el laboratorio de la UZ, salvo la mandíbula, reconoció la profesora.