--¿Cómo se produce su acceso a la presidencia del Consejo Social de la Universidad?

--Llevaba dos años como vocal y el Gobierno de Aragón decidió mi nombramiento. Y lo afronto con ilusión, aunque soy consciente de la responsabilidad que conlleva. El Consejo Social tiene la obligación de conocer qué pasa en la universidad en el ámbito funcional y presupuestario y, de hecho, las cuentas de la institución tienen que ser aprobadas por este organismo. Espero que la relación sea cordial pero habrá discrepancias, aunque soy amigo de ellas porque donde no las hay no hay libertad.

--¿Qué hay que mantener y qué necesita cambiar respecto al anterior mandato?

--José Luis Marqués ejerció la presidencia durante al menos 7 años con dedicación y acierto. No se trata de mantener o cambiar nada, sino de ejecutar el plan de actuaciones del 2014 que se debatirá en el pleno del consejo y ahí se marcarán los objetivos de esta nueva etapa. El consejo debe fomentar la vinculación de la sociedad en todos los ámbitos culturales, científicos, profesionales, empresariales y financieros con la universidad, al tiempo que debe contribuir a la apertura de esta hacia dichos sectores y hacia toda la sociedad en su conjunto.

--¿Ser el nexo de unión entre la universidad y la sociedad es ahora más complicado que nunca?

--Puede resultar dificultoso debido a la delicada situación económica que padecemos y que hace que la sociedad no se involucre de forma decisiva en la universidad, pero trataremos de que participe de acuerdo con funciones de programación y gestión, económicas, presupuestarias y patrimoniales. Pero es de resaltar que tanto la universidad como el consejo desarrollan una labor de apertura de la institución a la sociedad aragonesa.

--¿Con qué objetivos accede al cargo?

--Intentaremos lograr eficacia en el sistema universitario, incrementar la confianza de la sociedad en la universidad pública y apoyar la investigación y la innovación así como la reforma del gobierno de la universidad. En el consejo están representados los agentes sociales (sindicatos y empresarios), grupos parlamentarios de las Cortes, ayuntamientos de las tres capitales de provincia, estudiantes, personal de administración y servicios, personal docente, además del rector, secretario general y gerente de la universidad, por lo que es necesario reforzar los vínculos entre la sociedad y la universidad.

--Llega en un momento especialmente delicado y marcado por los recortes. La financiación básica a la universidad por parte de la DGA se ha congelado y habrá cero euros en inversión para infraestructuras. ¿Cómo lo valora?

--La tremenda dificultad económica alcanza a todas las universidades, no solo a la nuestra. Eso fue analizado en una reunión que mantuvimos hace unos días en Burgos los Consejos Sociales de toda España y allí se dijo que el Gobierno central ultima la Ley de Mecenazgo que puede resultar crucial para la captación de mecenas que ayuden a la formación superior en nuestra tierra, lógicamente, a cambio de ventajas fiscales. Y en ese punto considero de suma importancia la colaboración entre empresas y universidad, significando que la nuestra es una de las que más cátedras de empresa tiene en la actualidad. Respecto a las infraestructuras, todavía no tenemos los presupuestos, por lo que no puedo confirmar que va a haber 0 euros para obras. Pero sí le digo que me he recorrido de arriba a abajo la facultad de Filosofía y Letras y su situación es lamentable, pero ahora también tiene problemas el edificio Interfacultades, donde debería trasladarse personal y alumnos durante las obras de Filosofía. La voluntad del Gobierno de Aragón es tratar de remediar la situación, pero las posibilidades materiales son limitadas. Esperamos una solución, pero quiero recalcar que el edifcio no tiene el problema en su base, sino que han venido con los arreglos que se han hecho posteriormente.

--Dijo recientemente el rector, acerca de la política de tasas y becas del ministerio, que no era acertado subir las primeras y reducir las segundas en plena crisis. La universidad se desmarcó y acometió actuaciones para suavizar su efecto en el alumnado. ¿Cree que estas podrán tener continuidad?

--Coincido con el rector. Creo que las becas deben sufrir una reestructuración, pero no se puede consentir que alguien con carencia de medios deje de estudiar.

--¿Qué opina de las duplicidades con la privada?

--Las universidades privadas son necesarias porque a veces lo público no puede llegar a todo. Aquí tenemos la Universidad San Jorge, que creo que funciona perfectamente bien y a la que hay que exigir siempre que la preparación de los profesores sea la adecuda y las enseñanzas, de interés para la sociedad.

--¿Qué le parece la imposición del nuevo máster para ejercer la abogacía?

--Doy clases de él en el Colegio de Abogados. Yo, antes de acceder a la abogacía, tuve la suerte de que me acogiera el maestro Juan Antonio Ruiz Galbe, con el que trabajé cuatro años. Esa fue mi formación jurídica. Con él iba al juzgado, asistía a las vistas y así aprendí. Ahora, el máster va a seguir asegurando una muy buena formación teórica, pero yo intento conectar esa teoría con la práctica, a través de sentencias de la sala civil y penal del Tribunal Superior de Aragón. Como es algo incipiente, no sabemos los resultados, pero se quiere asegurar que se va a ejercer con dignidad. La abogacía es la salida más complicada de la carrera de Derecho y la oposición es diaria porque si pierdes muchos juicios eres un abogado que no interesa. Si esa técnica consigue mejorar la formación de los alumnos, perfecto.