La margaritona, una especie autóctona en peligro crítico de extinción, se está adaptando nuevamente al río Ebro. Aunque de forma lenta, según los primeros resultados del plan de traslado iniciado por el Gobierno de Aragón para rescatar ejemplares adultos de esta almeja del Canal Imperial, donde sufren una gran mortandad, y llevarlos de nuevo al cauce fluvial. De momento se ha podido localizar el 48% de los ejemplares que se cambiaron, de los que se han encontrado vivos un 42%.

Desde el año 2013, se está produciendo una «inusual y elevada mortalidad» de ejemplares adultos de la margaritifera auricularia en los canales Imperial y de Tauste. Estas infraestructuras de riego albergan la mayor población censada y conocida a nivel mundial de la especie, y se calculan que ya han muerto más del 60% en los últimos años. «Este declive no puede achacarse solo a la mortalidad natural de una población muy envejecida, sino que sobre él parecen incidir también diversos factores que han transformado las condiciones del hábitat de la especie», indicaron desde la DGA. La llegada de especies invasoras es uno de ellos.

En el mes de septiembre del 2017 se extrajeron de diferentes puntos del Canal Imperial varios grupos de individuos, dejando un grupo control en cada uno de los puntos de extracción. Finalmente fueron traslocados un total de 289 ejemplares, que se repartieron en las tres localidades seleccionadas de la cuenca del Ebro.

Durante el verano del 2018 se han vuelto a revisar las localidades donde se realizaron los traslados de ejemplares y se da por perdido únicamente al 52% de los mismos (una buena cifra si se tienen en cuenta las previsiones iniciales). Los técnicos consideran que después de las fuertes riadas los animales liberados pueden seguir vivos, aunque totalmente entrerrados, o que han sido arrastrados por la corriente y están distribuidos aguas abajo, ya sea vivos o muertos.