"Me gusta todo, pero mucho" admitía Manuel Alcántara con un cigarrillo en una mano y un Dry Martini en la otra. Y lo comentaba resignado a su entrega casi inconsciente a los placeres de la vida; los de la buena mesa y la buena conversación.

Buenas mesas como las que inauguraron este lunes 17 de noviembre el ciclo "Artículo femenino singular. La mujer en la Historia del columnismo español", en Málaga, gracias a la Fundación Manuel Alcántara, la Universidad y el Ayuntamiento.

La primera, de las dos previstas, versó sobre las pioneras del periodismo: Emilia Pardo Bazán, Carmen de Burgos, Magda Donato y Josefina Carabias. Cuatro mujeres, investigadoras fundamentales en los estudios sobre periodismo y mujeres, Ángeles Ezama, Helena Establier, Dolores Ramos y María Pilar Diezhandino, se ocuparon de evocarnos esos sabores, olores y regustos del pasado. Aquel buen hacer de quienes rompieron moldes reivindicando un papel nuclear para la mujer en el Periodismo. Mujeres excepcionales (que no excepciones) que han hecho Historia y que abrieron hueco a generaciones posteriores del XX, como Pilar Narvión que, junto a Carabias, ejercieron de maestras de quienes pasarían a ser comensales en la Transición.

"Lo del perro es mentira, el mejor amigo del hombre es el jamón" sentenciaba Alcántara nuevamente entregado a la causa frente a un buen plato de ibérico. Y hablaba de "gastronomía de recursos" para referirse al gazpachuelo, un exquisito caldo, caliente y blanco compuesto de pescado y marisco.

Gazpachuelo como el que se preparó también en la segunda mesa de este primer lunes con Pilar Cernuda, Charo Zarzalejos, Consuelo Álvarez de Toledo, Pepe Oneto y Lorenzo Díaz. El foco: las periodistas en la Transición. Un periodo que se pobló de mujeres, que en el periodismo tuvieron una singular relevancia. Una etapa intensa, en la que políticos y periodistas caminaron juntos para que la Democracia se consolidara en España. Que algunos han denominado "política de manteles", porque todo se resolvía en torno a una mesa. Connivencia entre políticos y periodistas que Lorenzo Díaz, con su estilo provocador, arrojó como vaso de agua fría a los comensales. Pero que también aportó interesantes cuestiones al debate, como el protagonismo de la letra impresa frente a la radio y televisión. Habló también Lorenzo de una concepción masculina del periodismo, que sigue siendo dominante. Y del coste de la incursión de las mujeres en el Periodismo, más fuertes y más duras que los hombres, dijo, con un discurso menos romántico, más práctico y eficaz.

Un periodo muy politizado, de desayunos y comidas: "Los desayunos del Ritz" de mujeres periodistas; o las comidas en La Nicolasa, de Madrid, del grupo Blanco White, de periodistas varones. Ambos grupos invitaban a alguna figura de poder a desayunar o comer. Los chicos con los chicos, las chicas con las chicas... En la actualidad andan mezclados; un grupo mixto de periodistas, el grupo Crónica, y quedan los jueves a comer. Pero esto ya me lo contaron Cernuda y Oneto por la noche, en la cena, yo con Manzanilla, ella con vino blanco y él con un Dry Martini, por seguir al maestro.