A Patricia Almarce-gui le gustaba mirar por la ventanilla del coche. "Me gusta viajar porque me gusta ver y porque me pone al límite de muchas situaciones". La escritora zaragozana que está trabajando en su libro de viajes, nos convoca ahora con un ensayo: El sentido del viaje (Junta de Castilla y León, 2013).Almarcegui pensaba realizar el manual de literatura de viajes que hubiera deseado encontrar cuando comenzaba su tesis. Llevar adelante ese "libro vaca", como denomina Maite Gobantes, profesora de Periodismo de la Universidad de Zaragoza, al volumen que contiene todo lo que uno necesita para una investigación. Al estudio que, como el animal, nos nutre de diversas formas y maneras: ese libro que todo estudiante busca con ansiedad y reclama a los profesores cuando se enfrenta a su primera investigación. Almarcegui no se encontró con un "libro vaca" cuando comenzaba su tesis, pero sí contó con el profesor Leonardo Romero Tobar, un guía de excepción para sumergirse en las profundidades de la investigación, en este viaje.A nuestra viajera no le ha salido un manual, sino un ensayo. El sentido del viaje se lee, se disfruta y se comprende con la agudeza y liviandad de un ensayo, sí; pero sirve también de manual a los interesados en la literatura y en la crónica de viajes. Su autora ha sabido organizar y sistematizar los materiales casi infinitos de que uno dispone tras tanto tiempo de lecturas y de trabajo. Almarcegui lleva toda una vida leyendo, viajando y dedicándose al estudio apasionado de la literatura de viajes.Se puede hablar de tres partes diferenciadas en el libro. Una primera la componen los elementos que articulan el viaje como forma de cultura. Componentes como la memoria, el desplazamiento, el movimiento, la verdad... Así hasta unas 30 categorías. La segunda parte se ocupa de las formas literarias; de las diversas opciones viajeras. La descripción. Lo que Almarcegui define como "los heroísmos del viajero". En la tercera y última parte escoge 3 estudios del viajero clásico, al moderno y al contemporáneo, a través de figuras y escrituras viajeras como Ruy González de Clavijo (que representa el paso del viajero antiguo al moderno); Lady Montagu, la viajera ilustrada (que se bambolea entre el saber enciclopédico y la ilusión romántica) y de El sentido del viaje

Maite GobantesLeonardo Romero Tobar

Ruy González de ClavijoLady MontaguAnnemarie Schwarzenbach