Unas cuatrocientas personas participaron ayer en la inauguración virtual de un tramo de la carretera N-232 entre la localidad turolense de Ráfales y el límite con la provincia de Castellón, cuyas obras están pendientes de ejecutar desde hace más de 8 años cuando el resto de la vía ya ha sido remodelado.

Un portavoz de la Coordinadora Ciudadana Teruel existe , Francisco Juárez, informó a la agencia Efe de que en la inauguración los participantes portaron carteles con los nombres de los pueblos de esa zona de la provincia y además contaron con la banda de música de Peñarroya de Tastavins (Teruel) para amenizar el acto.

Francisco Juárez indicó que un autobús salió de Teruel capital y otro de la localidad turolense de Alcañiz , además de numerosos coches particulares, para participar en este acto reivindicativo.

Este portavoz dijo que la inauguración virtual se ha hecho en el cruce de esa carretera hacia Ráfales pero en el término de Monroyo, una vía que tiene un trazado muy viejo en el que hay una señal que limita a 90 kilómetros por hora la circulación de los distintos vehículos.

El estado de esta carretera ha provocado numerosos accidentes, según apuntó Juárez, quien añadió a su vez que concretamente el mismo autobús que les llevó desde Teruel a la celebración de la jornada de la inauguración virtual rozó sus bajos con la calzada por la inclinación del peralte.

El portavoz de la Coordinadora Ciudadana Teruel Existe añadió que con esta reivindicación a la que se sumaron unas cuatrocientas personas también se pretende hacer conocer a los turolenses del sur de la provincia esta zona y, por este motivo, también visitaron en la jornada de ayer la feria de Monroyo.

LA HISTORIA DE LA VIA Esta carretera fue construida sobre el camino abierto durante el siglo XIX en la época en la que se desarrollaban las guerras Carlistas por lo que su recorrido es de carácter militar.

En un primer momento, estaba previsto que las obras del tramo de esta vía comenzasen a principios de la década de los 90, sin embargo, los recursos judiciales de los propietarios afectados en la zona por el precio de los terrenos retrasó la puesta en marcha de los trabajos.

La queja de los propietarios se debía a que por terrenos similares, al otro lado del límite provincial, ya en Castellón, las indemnizaciones por expropiación eran mucho más elevadas. Esta denuncia obligó a revisar la obra, ya que estaba adjudicada y la constructora no pudo acceder a las fincas.