No es solo un proyecto de inclusión. No se trata simplemente de una iniciativa destinada a compartir experiencias ni el objetivo único es la sensibilización. No es solo eso, no. Es todo eso y mucho más. El colegio Zaragoza Sur es el escenario de un programa que, bajo el modelo del British Council, conecta a niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA) con estudiantes de un instituto encargados de elaborar materiales necesarios para su desarrollo.

«Al ser un centro de nueva creación vimos la necesidad de elaborar, reciclar y construir materiales necesarios para la tipología de alumnado con TEA, para el que tiene que primar lo visual y manipulativo», expone Raquel Zapata, una de las maestras, junto a Laura y Susana, encargadas de la ejecución del programa, cuyos objetivos son «elaborar y desarrollar unas bases de funcionamiento generales que prioricen la inclusión», así como «establecer un plan de trabajo común al centro en aspectos relacionados con metodología y organización asociada al programa British Council» y «potenciar el uso de la biblioteca como recurso del centro», expone.

Así, desde el Aula Puzzle (donde se trabaja con niños con autismo) se elaboran pictogramas para señalizar el centro, el aula, se sensibiliza en la formación a nivel de claustro con las características del alumnado, o se traslada la importancia de los tiempos de recreo o de las transiciones de clase a clase. «Debido a la inquietud profesional, las ganas de comenzar y lo apasionante del tema nos vimos con ganas de compartir el proyecto con un instituto y con un alumnado de determinadas características para que ambos nos beneficiáramos mutuamente», subraya Zapata.

Los ayudantes

Los alumnos con los que intercambian materiales son del instituto Jerónimo Zurita escolarizados en un programa por la permanencia en Secundaria (PPPSE), es decir, estudiantes que presentan dificultades de adaptación escolar y riesgo de abandono prematuro del sistema educativo. «Son chicos de 15 a 16 años cuyo trabajo en las aulas va más enfocado a lo laboral y a la cultura general debido a sus características escolares y curriculares», añade Zapata.

El programa British Council en centro TEA, favoreciendo la inclusión no es el único de la capital aragonesa -también se lleva a cabo en el Marcos Frechín, en el barrio de Las Fuentes—pero es pionero en el intercambio de experiencias con un instituto. «El proyecto de intercambio y el acercamiento entre los dos mundos de Educación Secundaria y Primaria surgió de la idea de intentar aumentar la autoestima y la confianza de los chavales del instituto ya que estar inmersos en ese programa les tenía que hacer sentirse útiles y a nosotros dar a conocer y sensibilizar a la población de ser alumno con TEA», explica.

De este modo, estos jóvenes han ayudado a realizar materiales sensoriales para alumnos con trastornos de espectro autista que serán utilizados por todo el centro. «Teníamos dudas acerca de lo que pensarían estos chicos cuando su tutora, Virginia, les planteara su labor, si sabían a lo que se enfrentaban o si habían siquiera oído hablar de alumnos con TEA. Todas teníamos cierto vértigo respecto al día en que se produjera el encuentro, pero la realidad es que fue todo un éxito», aseguran.

Efecto contagio

Gracias a los materiales elaborados por ellos, Marcos o Raúl, dos de los alumnos del aula Puzzle, avanzan en su autonomía y en el descubrimiento sensorial. «Creemos que les hemos contagiado nuestra emoción, pasión e interés y que hemos conseguido el objetivo de favorecernos los unos de los otros», afirman las maestras.

El proyecto sigue avanzando y para el próximo trimestre ya se han diseñado futuras actividades que incidirán en que los alumnos del instituto se sientan útiles «y nosotras, desde el aula Puzzle del colegio Zaragoza Sur, muy agradecidas», expresa Zapata, que admite la emoción de todo el centro.

«No solo han aceptado y respetado a los alumnos con TEA, sino que quieren seguir colaborando con nosotros y eso, como maestras involucradas en la tarea de sensibilizar, dar a conocer y ayudar a gestionar comportamientos, es muy gratificante», aseguran las maestras del colegio zaragozano.