El Ebro llegará a su máximo mañana a las 10.30 de la mañana con un caudal de 2.200 metros cúbicos, frente a los 2.700 de los que se hablaba estos días. Se estima que el nivel llegue a los seis metros, como ocurrió en las riadas de 2015.

El caudal del Ebro avanza en caudales máximos, especialmente en Zaragoza, pero tiende a dar una tregua y estabilizarse tras anegar varias áreas de la ribera del río, declaradas "zonas de actuación urgente" por el Gobierno.

Son zonas, por tanto, sobre las que el Ejecutivo central trabajará con máxima prioridad una vez se normalice la situación y se puedan evaluar los daños, que se vaticinan de consideración (sobre todo en los cultivos) a pesar de que las previsiones han apuntado a un panorama mucho peor.

En palabras del presidente aragonés, en comparecencia ante los medios junto a la ministra de Agricultura y Pesca, Alimentación, y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, la crecida extraordinaria del Ebro, a estas horas, se encuentra "controlada", de ahí que haya apelado a la tranquilidad.

En una muestra más de la coordinación entre administraciones, que cargos del Gobierno central y del Ejecutivo autonómico están elogiando, el Centro de Coordinación Operativa Integrada (CECOPI) se ha vuelto a reunir en Zaragoza con presencia, hoy, de la ministra y de Lambán.

Sus asistencias han resultado más que pertinentes a tenor de los niveles y caudales que está creando el Ebro (la última referencia de la Confederación Hidrográfica del Ebro indica un caudal récord en estos días: más de 1.941 metros cúbicos por segundo en la capital aragonesa, aunque con tendencia a estabilizarse).

Zaragoza, de hecho, ha comenzado el día con el barrio rural de Alfocea incomunicado como consecuencia de la crecida del río, y ya ayer por la noche el Ayuntamiento se vio obligado a desalojar los hogares de este área más cercanos al cauce. Lo mismo ha ocurrido en Monzalbarba, en donde ha tenido que evacuarse una residencia de ancianos.

Asimismo, el tercer cinturón de Zaragoza, la Z-30, ha quedado cortado a la altura de Vadorrey en uno de sus carriles de acceso a la ciudad, debido a las filtraciones de la red de saneamiento que se han producido por la crecida.

Las secuelas han propiciado la visita de ediles del Ayuntamiento zaragozano y del propio Lambán, quien ya entonces, con las previsiones de los técnicos en la mano, hacía un llamamiento a la tranquilidad porque no se contempla que el agua alcance los núcleos urbanos de las poblaciones de la ribera. Ahora bien, la situación de alerta se mantiene.

Al igual que ayer, la agenda del presidente aragonés ha sido intensa. Tras la primera de sus visitas a la periferia de Zaragoza, ha acompañado a García Tejerina al CECOP.

La ministra ha avanzado que cuanto antes el Gobierno de España declarará "zona de urgente actuación" las áreas ribereñas más afectadas por esta última crecida extraordinaria (muy similar a la de 2015), lo que supondrá la activación de una serie de medidas encaminadas a devolver cuanto la normalidad a dichos enclaves.

Con todo, la evaluación necesaria de los daños puede esperar más de lo deseable por cuanto las previsiones meteorológicas indican la posibilidad de que haya precipitaciones a finales de la semana que viene, algo que al combinarse con el deshielo de la mucha nieve acumulada aboca a que no se relaje el control bajo ningún concepto.

Tejerina ha considerado que la riada de ahora es de una "magnitud muy importante", pero a continuación ha puesto en valor la facilidad con la que las administraciones se han coordinado. También ha destacado la influencia en el control de los planes de gestión de riesgo de inundación que aprobó el Ejecutivo central en 2016.

En este mismo contexto, ha situado los pantanos de Itoiz (Navarra) y Yesa (Zaragoza); sin ellos, la situación hoy sería "ciertamente dramática", ha dicho.

Aragón, en definitiva, conserva la fase de emergencia nivel 2 del Plan Territorial de Protección Civil de Aragón.

"Aunque en este momento no hay motivos para una excesiva inquietud, la experiencia nos ha enseñado que ante el río Ebro siempre hay que estar expectante", ha explicado el presidente regional.

Durante la jornada de hoy, la cresta de la riada ha llegado a Novillas (Zaragoza) muchos después de lo previsto, por lo que también arribará tarde a la capital autonómica.

Según ha explicado el propio Lambán, los niveles de altura del río, más de cinco metros en Zaragoza, no resultan muy diferentes a los registrados en la riada que el Gobierno autonómico tiene permanentemente en el retrovisor, la de 2015.

Y como son parámetros unos centímetros inferiores a los de hace tres años, Lambán ha remarcado que "en absoluto" es previsible el desalojo de ningún municipio ribereño. Los daños se notarán en los cultivos, granjas desalojadas o zonas incomunicadas.

Imágenes panorámicas facilitadas ayer y hoy por la Diputación de Zaragoza y por la Guardia Civil muestran, de hecho, la agresividad de la crecida, y si bien no ha sido tanta como en 2015, los campos que circundan carreteras y poblaciones de las Riberas Alta, como Novillas o Pradilla, y Baja, como Novillas o Fuentes de Ebro, Pina de Ebro o Villafranca de Ebro, están totalmente cubiertos por el agua.

Y en la ciudad de Zaragoza las áreas colindantes con el río están cerradas. Mañana por la mañana se espera la llegada a la ciudad de la avenida extraordinaria del Ebro.

Las consecuencias ya se han comenzado a sentir por en el cierra de la Z-30 sentido a Vadorrey por filtraciones.