Poner freno al avance del nacionalismo es uno de los objetivos de la fundación Valores y Sociedad que en la actualidad dirige el exministro del Interior, Jaime Mayor Oreja. El que fuera dirigente del PP vasco alertó ayer de que tras el «fracaso» de la vía iniciada en Cataluña los partidos independentistas podrían intentar un «frente común» para «hacer legal lo ilegal» y aprobar la celebración oficial de referendos separatistas. Todo esto con la colaboración «de determinada izquierda».

En una sesión del Foro de la Asociación de Directivos de Aragón (ADEA) moderada por el director de EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, Jaime Armengol, el exministro señaló también el riesgo de que la UE sucumba «al populismo» debido a una «pérdida generalizada de los valores».

Oreja lamentó que a la sociedad «le cuesta aceptar la verdad» al elegir siempre escenarios fáciles. Este contexto ha provocado un «nuevo orden mundial» amparado en el «relativismo moral» y en el pragmantismo político. En esta corriente se enmarcan fenómenos como el de Emmanuel Macron en Francia o, en menor medida, Ciudadanos en España.

Además, consideró que existe también una «reacción populista extrema» que desde su punto de vista estuvo a punto de fraguar en un «frente popular» en la alianza entre Podemos y el PSOE.

El riesgo para la unidad de España estuvo especialmente presente en el análisis. Oreja criticó que se premie «la diferencia en lugar del entendimiento entre distintos», y a la vez, defendió que las comunidades autónomas más ricas, como País Vasco y Cataluña, «deberían preocuparse por las más pobres y hablar más de sus obligaciones con el Estado y no tanto de sus derechos».

De sus tiempos como ministro del Interior recordó su relación con la banda terrorista ETA y evidenció que no ha sido derrotada al tener como objetivo «romper España», algo que comparte con los independentistas.

Oreja evitó pronunciarse sobre los casos de corrupción que afectan al que fuera su partido, el PP, alegando que ahora está fuera de la política activa. Y fue especialmente duro con Podemos al calificarlo una formación para «gente que está enrabietada con su propia vida».