Los recortes en las pensiones, la calidad en las residencias, la anulación de la ley de dependencia, la falta de seguridad y de atención, el cambio de personal sanitario continuo, y sobre todo, la «mala gestión» de los servicios sociales, son algunos de los aspectos que se criticaron ayer por la mañana, en la plaza de España de Zaragoza, durante una concentración de personas mayores.

La Federación de Asociaciones de Barrios de Zaragoza (FABZ) convocó ayer la concentración con el objetivo de reindicar el papel de estas personas en la sociedad. Bajo el lema Dignidad y respeto para los mayores, la federación quiere valorar a este segmento de la sociedad, ya que, según explicó María Luisa García, responsable de la Comisión de Mayores de la FABZ, «es el colchón donde se apoya todo lo demás».

García señaló que desde el colectivo se eligió esta fecha para realizar «una jornada de reflexión» sobre cómo estas personas están viviendo los últimos años de su vida, y, en especial, valorar el diseño de políticas sociales en Aragón, las cuales «nunca se ponen en práctica».

Según la ONU, entre el año 2000 y 2050, la población de habitantes del planeta mayores de 60 años se duplicará. En números absolutos, este grupo de edad pasará de 605 millones a 2.000 millones en el transcurso de medio siglo. «Hay que cuidarlos más y trabajar por sus necesidades porque algún día todos estaremos en su lugar», continuó García.

«En nuestra comunidad no hay ninguna política real, útil, para que los derechos de las personas mayores dejen de ser un mero debate del juego político y se convierta en algo encaminado al bienestar de nuestros mayores», aseguró García. Por último, destacó que en la actualidad no existe «ningún técnico que ocupe un puesto relevante en nuestra sociedad aragonesa con capacidad ejecutiva y que tenga conocimiento real de lo que pasa con nuestros mayores», y que debería ser así.

MANIFESTANTES

«Estoy preocupado por cómo vivimos los pensionistas, por eso estoy aquí hoy», dijo José Boira, uno de los manifestantes más mayores. «No hay derecho a cómo se nos trata y cómo nos recortan las pensiones con todo lo que hemos pasado y lo que hemos trabajado», criticó.

A este mayor de 84 años le parece esencial actuar en el ámbito educativo en la comunidad aragonesa: «Es una vergüenza que obliguen a los estudiantes a estudiar religión obligatoria, por eso estamos a la cola del país», continuó Boira. «Y lo más grave es la cantidad de dinero que tienen que pagar para llegar a las universidades».

Por su parte, Mauricio Ruiz, añadió que lleva años acudiendo a esta concentración «para luchar y para reivindicar que los pensionistas tengamos más ventajas». «Los políticos nos tienen abandonados, siempre se preocupan de su vida y no piensan en el pueblo», aseguró. «No se dan cuenta del valor que tienen las personas mayores, sino fuera por los abuelos muchos hijos y nietos no comerían», aseveró Ruiz.

Luis Luño está especialmente preocupado por el ámbito laboral: «Me jubilé hace poco después de trabajar durante 45 años y cobro 600 euros, si tengo que pagar una vivienda y los gastos normales en una casa, ¿qué me queda?», explicó Luño, de 67 años. «Todo es por culpa de la mala gestión política, los recortes del gobierno en Sanidad y Educación, y también es un error de la propia sociedad», continuó. «Los ciudadanos deberíamos salir a la calle a reivindicar nuestros derechos, como estamos haciendo hoy nosotros».

Críticas a las residencias

«Me parece importante colaborar en iniciativas como esta para que esta situación se normalice», comentó José Antonio Cañizares. «Creo que lo más grave está en el sistema sanitario y en especial en residencias y centros para mayores», dijo. «Si cobramos 1.000 euros al mes, es imposible pagar una plaza de residencia por 2.000 euros», explicó Cañizares.

La FABZ criticó ayer que, a día de hoy, el sistema continúa sin tener «los equipamientos necesarios para ellos». Por ejemplo, continuó María Luisa García, en lo relacionado a las plazas públicas de residencia: «Aunque sean más que antes, han bajado a niveles que hacen saltar las alarmas». Además, denunció que todas ellas están en manos de empresas privadas «que priman la ganancia sobre la atención». «El mayor problema para nuestros mayores está en la privatización de la Sanidad», subrayó.