"Me dieron 8.000 euros por el accidente, los invertí en droga y aquí estoy", declaró ayer W. F. C., para quien la Fiscalía pide seis años de prisión por un delito de tráfico de drogas y otro de integración en grupo criminal. La Policía intervino el pasado mes de noviembre en su coche, oculto en un habitáculo junto al cambio de marchas, medio kilo de cocaína. "La droga era mía, para entregarla", dijo, al tiempo que exculpaba a su mujer, L. X. C. R., que viajaba con él: "Ella no sabía nada, siento haberla metido en esto".

El fiscal pide la misma condena para L. X. C. R., defendida por la abogada Laura Vela; para la pareja formada por J. A. R. P. y C. C. R., presuntos suministradores mayoristas del primero y de cuya defensa se encarga el penalista José Cabrejas --impugnó las escuchas de la Policía--, y para el subsahariano M. F., representado por el letrado Fernández Villa. Todos pidieron la absolución de sus clientes, que negaron dedicarse al tráfico de drogas. El ministerio retiró los cargos contra el sexto acusado, defendido por la penalista Olga Oseira.

Los investigadores intervinieron la droga en el coche después de que la pareja hubiera pasado el día en Medinaceli con J. A. R. P. y C. C. R. El correo admitió haber recogido la cocaína ese día en un centro comercial de Madrid, y varios policías que participaron en los seguimientos admitieron no haber visto que se la entregara otro de los acusados.

Estos, no obstante, aseguraron no tener dudas de que los acusados se dedicaban a traficar, según deducen de sus investigaciones y de las conversaciones telefónicas que aquellos mantenían. "¿En qué se basa?", le insistió uno de los letrados a uno de los investigadores. "En datos asociados, por nuestra experiencia", respondió el policía.

M. F. reconoció que se veía de vez en cuando con W. F. C. para fumar la marihuana que este cultivaba en su casa, aunque negó que se dedicara al tráfico de cocaína y que formara parte de ningún grupo.