"Hablaban con todo el mundo. Siempre iban de la mano, juntos a todas partes. Yo los veía y decía: mira, los Amantes de Teruel. Luego llega un día, se te cruzan los cables y ...". Conchita Monge vive justo debajo del piso de Félix C. M y Ascensión S. T. No oyó nada extraño en la madrugada de ayer. "Y eso que me dormí tarde. Pero no oí una palabra más alta que otra".

En el edificio donde ocurrió el trágico suceso, el número 3 de la calle Mariana Pineda, en el Actur de Zaragoza, los vecinos no salían de su asombro. A todos los que se les preguntó, sin excepción, hablaban de la pareja como un matrimonio modélico, siempre unido. "Eran muy agradables, nunca los oías gritar. Ni él tenía un carácter airado. Te saludaban. De hecho, hace unos días me lo crucé y me invitó a un café", comentó el vecino del 4° C.

En la comunidad, la noticia corría como la pólvora ayer por la mañana. José Luis, del 4° B, y su familia llegaron a casa entre las dos y media y las tres de la madrugada. Aparcaron el coche en su plaza, que está justo detrás de la del presunto autor de los hechos. Pero no vieron ni oyeron nada extraño. "Encontramos la puerta del garaje abierta, pero no había policía ni nada".

Félix y Ascensión, Chon para buena parte del vecindario, vivían juntos en un piso de tres habitaciones. Todavía está en el buzón el nombre de su hija menor, que se casó hace apenas dos semanas. La mayor ya no vivía en el domicilio familiar. "Pasaban muchas temporadas fuera, porque tenían un apartamento en la playa", señaló José Luis. Hace años, él cultivaba un huerto y llevaba sus productos a la finca. "Nos vendía ajos".

"Una vecina me ha contado lo que ha pasado. Luego, he visto el reguero de sangre en el garaje. Qué barbaridad. No sé qué le ha podido pasar por la cabeza. No te esperas que nadie haga esto. Pero de ellos, menos aún", apuntó Marilú, que vive en el 2° B.

En el piso de enfrente del matrimonio, Rosa María Gimeno seguía atónita. "Me he quedado temblando cuando lo he sabido, porque he pasado la noche sola con mi hijo y no he oído nada raro. Es en el último en que hubiera pensado. Siempre salían de paseo juntos, de la mano...". Ya no lo harán más.