Jean Marie Appauline y Urko Ispizua se conocieron en una cárcel colombiana, ya que ambos cumplían condena por tráfico de drogas. Allí no protagonizaron incidentes, pero una supuesta deuda de 1.000 euros por parte de Appauline hizo que ambos se volvieran a ver en Zaragoza, en septiembre del pasado año. El encuentro no fue muy pacífico, ya que el moroso resultó herido de bala, además de detenido, junto a otras cinco personas más como resultado de una investigación contra el narcotráfico que inició la Policía Nacional tras el incidente.

Ayer, todos ellos se sentaron en el banquillo de los acusados de la Audiencia de Zaragoza. Jean Marie Appauline acabó aceptando cuatro años de prisión de los más de 7 años a los que se enfrentaba. Aseguró, a preguntas de su abogada, Olga Oseira, que el kilo de cocaína que intervinieron los agentes no era suyo, sino de Urko Ispizua. "Vino a pedirme el dinero y al no tener para pagarle me iba a obligar a vender esa droga. Luego me disparó porque no quería", apostilló.

ESCONDER

Sí admitió que se asustó y pidió a su amigo Miguel Ángel Tabuenca que le escondiera el arma y la droga. Este joven lo hizo, pero como lo confesó ante el Grupo de Homicidios, la Fiscalía y su abogado, José Antonio Visús, acordaron un pacto de 1 año de prisión.

La versión de Appauline no coincidió con la de Urko Ispizua, quien se enfrenta a 6,6 años de prisión. No quiso aceptar ni que fuera suya la droga ni la pistola. Quiso justificar su viaje desde Madrid a la capital aragonesa para comprar cinco gramos de cocaína porque "era toxicómano". "En el transcurso del 'pase' discutimos y Appauline sacó la pistola y en el forcejeo la bala atravesó su pierna", destacó.

Junto a ellos estuvieron sentados en el banquillo Gladys Tejada; su esposo Isaías Orozco y Luis Carlos Ramírez. Fueron detenidos en un control policial cuando iban a ir a Francia con cocaína escondida en bocadillos de chorizo. Da la casualidad que la sustancia era igual que la de Appauline y Urko, dando pie a la Fiscalía a relacionarlos a todos. Isaías Orozco, representado por Javier Notivoli, lo admitió y asumió toda la acusación para exculpar a su mujer y su amigo. De ahí que aceptara una condena de tres años y medio de cárcel.

Ante esta circunstancia estos dos procesados defendieron su inocencia y su abogado, Juan Martín Calvente, pidió la absolución.