Las dificultades para ejercer la medicina en el medio rural de Aragón resonaron ayer con fuerza entre las críticas vertidas por parte de los profesionales de la Atención Primaria de la comunidad. Además de reclamar unas convocatorias de empleo público periódicas —cada dos años— para lograr cubrir los puestos, ya sean fijos o mediante traslados, alertaron de que las mujeres copan el 80% de las plazas de médicos rurales. Esto supone una «clara feminización» y, consecuentemente, una mayor necesidad de conciliación familiar. «Es tirar piedras en mi propio tejado, pero para nosotras puede llegar a primar más la familia y los hijos que el trabajo. De aquí a unos años, en enfermería habrá un 95% de puestos cubiertos por mujeres», aseguró Asunción Gracia, médica del centro de salud de Ateca, en la provincia de Zaragoza.

El sector, que celebra los próximos días 9, 10 y 11 su XXXI Congreso Aragonés de Atención Primaria, insiste en que unas ofertas de empleo público «más estables» ayudaría a fomentar la movilidad y la rotación laboral en el medio. En este sentido, Leandro Catalán, presidente de Médicos de Atención Primaria —formado por los sindicatos Fasamet y Cesmaragon—, apuntó que los residentes «están muy enseñados en medicina de hospital y no tanto en la rural», por lo que sería «recomendable» que la especialidad de familia fuera «una asignatura en la carrera», señaló.

ENVEJECIMIENTO

La despoblación, que cabalga a sus anchas en Aragón, se une a la dispersión poblacional y al envejecimiento de la sociedad como eje principal del problema de la sanidad rural. Así, los 21 centros de salud de difícil cobertura decretados por el Salud hace unos meses no terminan de convencer al sector. Catalán no compartió el listado y matizó que «no se puede generalizar» por zonas, sino que se debe hablar de puestos. «No es lo mismo el acceso a un centro de cabecera de comarca como puede ser Albarracín a otro de pueblo pequeño», dijo.

En este caso, los incentivos para los profesionales que ejercen en estas zonas se dan mediante puntos a su bolsa, pero en ningún caso son compensaciones económicas. «Hay que hacer la profesión más atractiva porque muchos médicos son de fuera de Aragón, incluso de fuera de España, y una vez formados se marchan», reclamó Catalán.

Según la estimación que se recoge en el plan de recursos humanos del Salud aprobado este mismo año, el déficit previsto para los próximos años es que faltarían 80 profesionales de Atención Primaria, tanto en el medio rural como en las ciudades. La cifra se calcula en relación a los que había a finales del 2015 y los que, supuestamente, habrá en el 2020. En este sentido, la semana pasada, en el pleno de las Cortes, el consejero de Sanidad, Sebastián Celaya, ya señaló que en los próximos cuatro años se jubilarán 155 médicos en la comunidad y advirtió del «gran problema» que suponía la cifra, especialmente para los núcleos con menos población.

TEMPORALIDAD

Este futuro poco esperanzador se une a la temporalidad del empleo. «Supera el 15%, pese a que en el 2014 los sindicatos de la mesa sectorial alcanzamos un pacto con el Gobierno de Aragón que decía que en el 2017 habríamos bajado hasta el 8%», dijo Catalán.

Respecto a la opción de retrasar las jubilaciones hasta los 67 años, el presidente de Médicos de Atención Primaria apuntó que en medicina de familia «solo una veintena» han pedido de forma voluntaria esta prórroga, mientras que en el caso de los pediatras «han sido muy pocos», reconoció. «En otras comunidades se ha ampliado la edad, pero en Aragón todo son trabas», señaló Catalán. «Tenemos un problema a la hora de cubrir bajas temporales y periodos vacacionales», insistió el portavoz.