Los menores de 5 años en Aragón han sido los más perjudicados este año por las toxiinfecciones alimentarias, que son enfermedades de naturaleza tóxica relacionadas con la ingesta de alimento o agua contaminada o en mal estado. Así se desprende de los datos publicados ayer por el Boletín Epidemiológico de Salud Pública, que reconoce que «en los últimos años se observa una tendencia ascendente en la incidencia de los casos». De hecho, este año es el que ha registrado el mayor número de afecciones desde el 2008.

En total, Aragón alcanza ahora las 688 afecciones (una cifra muy similar a las 629 estimadas para estas fechas en función de los últimos años) y en la última semana se han dado siete casos nuevos.

Por otro lado, el 30% de los afectados del 2017 se asociaron a brotes colectivos, mientras que la salmonela sigue siendo el agente causal aislado con más frecuencia en los últimos diez años. Además, la mayoría de los casos de toxiinfección se produjeron en el ámbito familiar, principalmente por comidas caseras.

Desde Salud Pública insisten en que es «fundamental» para la prevención de estas enfermedades cumplir con las medidas de higiene personal, «sobre todo el lavado frecuente de manos». También es prioritario seguir unas pautas en cuanto al consumo de alimentos crudos, mal conservados o preparados con demasiada antelación

Las toxiinfecciones alimentarias habitualmente se caracterizan por presentar síntomas digestivos como náuseas, vómitos, regurgitación, acidez, diarrea o dolor abdominal. También pueden cursar con otros síntomas específicos como, por ejemplo, problemas neurológicos en el botulismo (toxina en alimentos mal conservados) o vegetativos en el escombrotoxismo (intoxicación por histamina), todos ellos acompañados o no de fiebre.

Generalmente, los cuadros clínicos por una intoxicación alimentaria son leves y autolimitados, dependiendo del agente causal. Mientras que la ingesta de setas tóxicas, triquinosis o botulismo pueden cursar con cuadros más graves.