La cuenta atrás ya se escucha en el Mercado Central provisional de Zaragoza. Los puestos tienen que estar listos para la inauguración de mañana y adaptarse a su espacio, más reducido que en el de Lanuza, no está siendo tarea fácil para los detallistas.

Ayer se veía de todo entre los pasillos. Como los propietarios con las instrucciones tratando de averiguar cómo montar su nueva adquisición y estanterías a medio montar que constrastaba con algún que otro puesto que ya estaba listo para ser abierto y ponerse a vender.

El alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, que visitó ayer las instalaciones, recalcó la importancia del mercado de abastos y los productos de cercanía que ofrecen. Aprovechó la ocasión para hacer un llamamiento a los detallistas para que los precios «se mantengan» y se ofrezcan productos de «calidad a buen precio» algo que aseguraron los propios vendedores que así sucederá.

Los 74 puestos que se han montado en este equipamiento de 1.500 metros cuadrados están asignados. Para que no quedase ninguno vacío, de los 18 pendientes de adjudicar, 16 se han sorteado entre los detallistas, de manera que hay varios dobles, y el ayuntamiento los sacará a concurso de cara a la reapertura del Mercado Central. También siguen pendientes los cuatro bares que contempla el proyecto.

Este es el quebradero de cabeza que el alcalde tendrá que solucionar, pero el que tenían ayer los detallistas era bien distinto y estaba relacionado con cómo colocar todos sus productos en el reducido espacio que les ofrecen sus puestos.

Los carniceros se han visto obligados a comprar cámaras frigoríficas de cristal para poder exponer su género, ya que el mostrador se les queda pequeño. «La mudanza va despacio», comentaba María José Peribañez, de Charcutería Constans. Ayer ya tenía puesta su nueva cámara frigorífica y estaba a la espera de una «jaula» de mayor tamaño para colocarla en las cámaras comunes que se han instalado en uno de los laterales. «En los expositores no nos cabe todo el género y estamos pensando qué podemos hacer», comentaba mientras meditaba dónde poner la cortadora y la envasadora.

Mariano Redondo, de Carnes Redondo, explicaba mientras trataba de esconder los cables de sus máquinas que tendrá que cambiar sus hábitos porque tiene que vender lo mismo en la mitad del espacio. «Cuando empecemos a rodar veremos cómo lo hacemos pero voy a vender lo mismo que hasta ahora». Elena Nicoara, de Pan y Migas, todavía estaba montando las estanterías para su puesto de dulces. Se mostraba confiada en poder colocar todos los productos que tenía expuestos en Lanuza, aunque admitía que tenía que repensar la estructura. Julio Artigas, de Fruta Furruchagas, buscaba la fórmula para cuadrar sus dos puestos ya que, aunque están unidos, cada uno tiene su expositor a un lado del pasillo. «Vamos a tener que apretar la fruta», admitía mientras indicaba cómo colocar el mobiliario, «todo nuevo, salvo las balanzas», decía.

Mañana tiene que estar todo listo para la inauguración. La ilusión se palpa en el ambiente y todos se muestran optimistas con el futuro. Coinciden en que las ventas como poco se mantendrán, aunque la mayoría cree que irán a más.

Las obras en el Mercado Central podrían comenzar en junio. Está previsto que esta semana se conozca qué empresa se encargará de la remodelación que, si no hay imprevistos, comience la faena en mes y medio.