Un mes después de que se rompiese una de las compuertas del azud de Vadorrey en Zaragoza, el Centro de Documentación del Agua y el Medio Ambiente albergó ayer la primera sesión de la mesa técnica que abordará la situación de la represa y el estado del Ebro, para valorar la conveniencia de reparar la infraestructura -instalada en el 2008 por 24 millones de euros- o bien si sus inconvenientes desaconsejan su reparación. La reunión se cerró sin decisiones, pero con un cronograma sobre las próximas sesiones y sus objetivos.

La reunión de técnicos contó con la presencia, en el inicio, de la concejala de Medio Ambiente del ayuntamiento, Teresa Artigas, que según fuentes municipales pidió «sosiego» a la hora de abordar la cuestión, para alcanzar una decisión con criterios «científicos», no «emocionales».

Este cientificismo no sentó muy bien entre los colectivos que abogan por la reparación del azud para seguir con los usos lúdicos y deportivos del Ebro en Zaragoza, según pudo constatar este diario. Varios de sus representantes criticaron que la decisión vaya a ser exclusivamente política, según creen.

A la reunión de ayer fueron convocados técnicos de Zaragoza@Desarrollo Expo y de los departamentos municipales de Conservación del Medio Natural, Infraestructuras y Zaragoza de Deporte. También hubo representantes de la Confederación Hidrográfica del Ebro, de la Universidad de Zaragoza, del Instituto Pirenaico de Ecología (del CSIC), del Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX), del Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (INAGA) y de la Universidad Politécnica de Madrid.

Fuentes presentes en la reunión confirmaron que se aportó gran cantidad de documentación, que habrá que darse tiempo para estudiar antes de seguir con los encuentros.