La mala suerte y la imprudencia se sumaron el pasado domingo en dos cacerías de jabalí y acabaron con la vida de dos personas en los términos municipales de Laspuña y Graus. Ejemplos que vienen a recordar las medidas de precaución que todo aficionado debe tomar, como el no llevar el arma cargada y no moverse de los puestos designados en los cotos.

En el caso de Laspuña, el suceso ocurrió cuando dos cazadores de nacionalidad francesa caminaban por un terreno resbaladizo a causa de la lluvia caída en la zona durante toda la jornada. Todavía no era media mañana, cuando uno de ellos cayó al suelo y tuvo la mala fortuna de disparársele el rifle y provocar la muerte en el acto de su compañero C. N., vecino de Pau y de 72 años. La urgencia por pedir ayuda le llevó a abandonar el cuerpo, y el susto, el desconocimiento del lugar, la niebla que comenzó a caer e, incluso, un desprendimiento que obligó a cambiar el camino de vuelta, hizo que la localización fuera imposible.

Ayer por la mañana se reanudó el rescate por parte de miembros del Grupo de Rescate e Intervención de Montaña (GREIM), de la Policía Judicial de Huesca y de los puestos de la Guardia Civil de Aínsa y Bielsa. El cadáver fue trasladado a pie por lo escarpado del terreno.

El caso de Graus fue diferente. Los cazadores se encontraban colocados en sus puestos en una batida al jabalí en el núcleo de Güell, sobre las 13.15 horas, cuando N. A. A., vecino de Rentería de 72 años, se puso en la trayectoria de tiro de un compañero procedente de Barcelona cuando éste disparaba a una presa animal. La víctima falleció en el acto y fue trasladada a Graus por orden del juez.