--¿Tenemos un relato corto, porque no daba de sí para una novela?

--No, es mucho más prosaico: fue un encargo del Instituto de Estudios Altoaragoneses, y las condiciones de espacio y medida son las que son.

--¿Le gusta, entonces, escribir bajo encargo?

--No lo suelo hacer, pero me he sentido cómodo. Y tiene una ventaja: como te ponen fecha límite, te empujan a entregar aunque no quieras (risas).

--Usted retrata una familia que se ha ido a vivir a una urbanización del estrarradio. ¿Es su caso?

--También vivo en una urbanización, y tengo amigos y conocidos que también viven en este tipo de viviendas, así que entre todos he tomado detalles para el relato.

--Es muy desolador lo que cuenta...

--Sí, creo que es cierto. En el siglo XX la gente quiso ir a vivir a las ciudades, y desde hace unos años hay una obsesión por huir de nuevo al campo. Pero vivir en una urbanización no es vivir en el campo ni en el pueblo...

--Exacto. Eso es lo que usted describe.

--Claro. Este tipo de chalets adosados conforman una ciudad dormitorio, donde tampoco se conoce al vecino, y donde todo tiene cierta uniformidad. No es un pueblo, aunque esté en un pueblo.

--Ha habido gente que sí ha regresado a los pueblos.

--Claro, pero es algo distinto. Conozco una pareja que se fue a vivir a Pastriz a una urbanización y la dejaron enseguida para irse a Leciñena pueblo-pueblo. No podían aguantar más...

--Me gusta cómo describe esa vinculación con internet.

--Sí, comento que cuanto más ancha es la banda de conexión a internet, menos comunicación familiar existe. A más internet menos relación personal.

--Es un excelente detalle ese de que estos adosados parece que llevan en el precio un perro o un gato.

--Sí, es cierto; lo primero que planifica una pareja cuando se quiere ir a vivir a un adosado es la adquisición de un perro. Y luego te das cuenta de la servidumbre que supone tener un animal doméstico...

--¿Se nota la crisis en el negocio literario?

--Claro, supongo que en el futuro será mucho más difícil publicar. Y más complicado aún lograr que tus libros estén en las librerías. Escribir se va a convertir en una actitud estrictamente vocacional.

--Existe internet para colgar los escritos...

--Claro, pero eso es como tirar una paja al Ebro y esperar que todo el mundo la vea.