El Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y el Ayuntamiento de Quicena (Huesca) han firmado hoy la encomienda al municipio de la gestión de las actividades orientadas a la promoción del castillo de Montearagón.

Esta cesión de gestión parcial tiene por objetivo "conseguir la puesta en valor del Castillo, su gestión turística y la defensa del Patrimonio Histórico-Artístico de la provincia de Huesca", informan fuentes de la Delegación del Gobierno en Aragón en una nota de prensa.

La cesión coincide con la redacción del proyecto de consolidación y restauración del castillo, al que el ministerio de Cultura ha destinado más de 1.436.000 euros, repartidos en dos anualidades de 1.143.000 y 293.000 euros, respectivamente, y que en la actualidad está en fase de redacción.

La intervención tiene como objetivo garantizar la consolidación estructural del Castillo y permitir la evacuación de las aguas.

El castillo de Montearagón es propiedad del Estado. Fue declarado Monumento Histórico-Artístico el 3 de Junio de 1931 y pertenece al Ministerio de Cultura desde 1977. Fue concebido como un conjunto arquitectónico fortificado, compuesto de castillo con viviendas militares y además albergó en su interior una rica iglesia y monasterio real.

Fue fundado y construido en estilo románico por el Rey Sancho Ramírez en los años 1086-1087 para que sirviera de base para el asedio de Huesca. Allí fijó su residencia y lugar de Cortes hasta su muerte, acaecida en la toma de Huesca. La Abadía canónica fue uno de los monasterios más notables de la Edad Media.

Durante los primeros años de su existencia, el Castillo tuvo carácter exclusivamente militar y, una vez que la fortaleza estuvo asegurada, se fundó un Monasterio en el castillo.

Sancho Ramírez murió en el sitio de Huesca en 1094 y fue su hijo y sucesor, Pedro I, quien la tomó finalmente ayudado por hombres enviados por Alfonso VI de Castilla.

El derecho o la costumbre navarro-aragonesa sobre distribución de iglesias no permitía al Rey la libre disposición de las catedrales, lo que justificó la gran predilección de la Casa Real por la abadía y así, Montearagón fue el organismo eclesiástico más rico y poderoso del Reino de Aragón, llegando a poseer más de cien parroquias en Aragón y Navarra.

En el siglo XII 104 cuatro iglesias y villas estaban bajo su jurisdicción y sus monjes tenían escaño en las Cortes del Reino de Aragón.

El castillo de Montearagón es un conjunto de grandes dimensiones que tiene una superficie aproximada de 3.500 m2 con fuertes muros provistos de varias torres. Tiene una orientación este-oeste y su planta dibuja un polígono irregular, enteramente rodeada por un camino de ronda, delimitado por un muro contra el terreno que ejercía función de barrera exterior, y del que subsisten algunos lienzos en su arranque.

Esta construcción se encuentra actualmente atravesada por el camino de acceso que se construyó para dar paso a los vehículos hasta el interior de la fortaleza. Es obra de sillar, de módulos potentes y con perfecto trabajo.

Una ronda intermedia, de una anchura de unos cuatro metros, separa la obra externa con la muralla principal del castillo, construida de sillares en sus caras externas y hormigón de argamasa y sillarejo en el relleno, con espesores de hasta dos metros. El muro, ahora muy deteriorado, presenta numerosas reformas realizadas entre los siglos XV y XVIII.

En la fachada sur se ubica la torre albarrana, bastante bien conservada, que un poco separada de la muralla principal se une a la misma mediante un puente sustentado por un bóveda de medio punto que era la entrada principal. De ella no queda más que un elevado y estrecho lienzo que permite adivinar el primitivo trazado.

En el interior, se destaca al majestuoso conjunto formado por la torre del homenaje y la iglesia. La torre es de construcción románica en origen y presenta la típica entrada en alto de las torres defensivas cristianas del siglo XI.

La iglesia, de traza románica, es de una sola nave con ábside semicircular (enmascarado por un muro externo) y fue reformada intensamente en los siglos XV y XVIII, sobre todo con una bóveda -ahora restaurada-, y que estaba decorada con yeserías barrocas, de las que se conservan el arranque y adornos de los arcos fajones en sus muros y se han restaurado las correspondientes al ábside.

Bajo la nave, una gran cripta, cuya bóveda se ha recuperado liberándola de los escombros anteriores. En el resto del interior del castillo solo quedan algunos muros de lo que fueron las dependencias oficiales y residencia monacal.