El pueblo de Villanueva de Jalón lleva más de medio siglo abandonado y se encuentra en estado de ruina. Pero son muchos los que quieren sacarlo de su olvido, empezando por la torre de su iglesia, que forma parte del patrimonio mudéjar aragonés y fue declarada Patrimonio de la Humanidad en el año 2001.

"La restauración de la torre siempre ha sido un objetivo de esta comarca", señaló ayer Antonio Maestro, concejal de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Morata de Jalón. De hecho, su formación organizó el pasado fin de semana una jornada sobre la rehabilitación del monumento, con la presencia de una arquitecta que describió las peculiaridades del edificio y los retos que supone su rescate.

Un reciente estudio sobre la iglesia llegó a la conclusión de que su puesta a punto requeriría la inversión de 170.000 euros. La fórmula adecuada, según el mismo trabajo, sería organizar una escuela taller, de forma que se redujeran los gastos y se utilizara la cantera para la formación de restauradores.

DEGRADACIÓN El problema es que el templo está rodeado por edificios maltrechos. "Hay que tener en cuenta que la gente se marchó, a Zaragoza y a Morata, a mediados del pasado siglo, y que todo se ha ido degradando desde entonces", indicó Maestro, que señaló que el pueblo no llegó a contar con agua corriente.

Los partidarios del proyecto consideran que será necesaria la participación de las administraciones para llevar la restauración adelante. De hecho, algunos de ellos están convencidos de que la torre mudéjar debería beneficiarse de los fondos de compensación por la construcción de la vía del AVE entre Madrid y Zaragoza, que discurre por las inmediaciones de Villanueva de Jalón.

El pueblo ofrece una vista pintoresca. Sus casas se hallan en un promontorio sobre el río Jalón y la carretera de Morata a Morés, con los restos de un castillo presidiendo el conjunto. Y son muchos los vecinos y los representantes de las comarcas del Jalón y del Aranda que consideran que es preciso actuar con rapidez, y suficiente financiación, para evitar que el avance de las ruinas acabe con cualquier posibilidad de restauración. "Todos conocemos personas que vivieron allí y que añoran los tiempos en que el pueblo estaba lleno de vida", comentó Maestro, que se refirió a la riqueza ganadera y agrícola del núcleo.