Lleva al cuello un pañuelo verde, símbolo de una libertad que pide para su tierra, en Irán, donde la tiranía de un poder apoyado en el petróleo, afirma, no deja caminos para la expresión libre. Y el desconocimiento de la situación desde el extranjero de lo que sucede en su país ayuda a la dictadura, explica. Pero alli mismo, en medio de "un clima que tiende a la tragedia", surge "un movimiento verde que abre una pequeña puerta de esperanza".

Moshen Emadí nació en Sari, en el norte de Irán en 1976 y desde niño escribe poesía en dos lenguas, persa y masandarani. "La situación de opresión lleva a la creación, porque la realidad es demasiado amarga", explica. Ha pasado dos semanas, ahora, en la Casa del Poeta, en Trasmoz, ocupado en el guión de un documental que va a realizar sobre Antonio Ramoneda. Ya tiene un libro de poesía traducido al castellano, La flor de los renglones publicado por Clara Janés en el 2003, y este otoño publicará otro en Olifante.

TEXTOS QUE COBRAN VIDA En sus poemas, las palabras escritas, los renglones mismos, cobran vida, como personajes de la realidad: El trote de un caballo en estas líneas / es un sonido que desde mi infancia no oía. O en otro: El poema monta en bicicleta; / temblando y con precipitación / pedalea sobre baches y charcos.. Y aún otro: El poema no está parado ante un pelotón de ejecución. / Tampoco el pelotón de ejecución / sabe hacia dónde, / en el poema, tiene que apuntar.

Moshen Emadí asegura que la fantasía tiene dos raíces o fuentes: una social y otra filosófica. Y que si en Occidente se concibe una dualidad entre imaginación y pensamiento, en Irán desde hace siglos ha sido campo de batalla de distintas visiones de la realidad: zoroastrismo, islam, cristianismo, judaísmo y socialismo, en medio de la Ruta de la Seda. Al poeta le queda reflejar lo que queda después de tanto alboroto: Sólo quiero recordar que todas las bicicletas abandonadas ya se habrán estropeado, / que nadie volverá nunca a escuchar el repique de sus timbres.... Emadí empezó desde muy joven leyendo a los poetas antiguos de su tierra, Hasez y Rumi. Y a partir de los 16 años comenzó a tener ideas revolucionarias: Mis palabras son jóvenes, / apenas tienen treinta años, / pero se han ido acumulando / capa a capa / bajo este uniforme de preso.

Ahmad Shamlú y Forugh Farrojzad le influyeron en la vida literaria. El primero, muerto hace diez años, le abrió las puertas a los poetas extranjeros como Lorca, Rilke o Holan. A la segunda pudo conocerla personalmente. Desde hace nueve años, Moshen Emadí traduce poetas universales al persa; ha introducido a un centenar de ellos en Irán a través de catorce libros antológicos. Sabe, por Karl Jaspers que "cuando la filosofía pierde terreno frente al pensamiento, cuando no lo alcanza, se vuelve hacia el mito" y que, paralelamente, "cuando la mitología no alcanza a la acción, deriva hacia la poesía".

FINLANDIA Y ESPAÑA El año pasado, tras el golpe electoral en Irán, el poeta vio que en su país no tenía más opciones que callar o ir a la cárcel. Y decidió salir y seguir un camino de denuncia. Se estableció en Finlandia, donde escribe una tesis sobre folclore iraní y se plantea venir a España.

Junto a la película sobre Antonio Gamoneda que ha ultimado en Trasmoz (mañana abandona ya la Casa del Poeta) y que filmará en Granada, Moshen Emadí disertará en Madrid sobre el Movimiento Verde.

La situación de opresión de su pueblo le ha llevado, dice, a crear otro tipo de visión sobre el poder (ahora desconocido, invisible), de lazos y de encuentros en los que el poeta "percibe una esperanza".