El móvil ya no es desterrado en las aulas aragonesas. Es más, su uso está integrado en numerosos proyectos desarrollados por colegios e institutos de la comunidad que llevan tiempo trabajando con el teléfono. De hecho, se ha convertido en parte fundamental en el proceso de aprendizaje.

No existe un registro de centros que trabajan con móviles en clase, ya que son ellos mismos los que llevan a cabo estos proyectos por iniciativa propia. Cuentan, para ello, con el respaldo del Departamento de Educación, que favorece su realización en el marco de la fuerte apuesta por la innovación educativa, considerada pilar básico en la nueva metodología educativa que pretende aplicar en las escuelas aragonesas.

Al menos una decena de centros tienen al móvil como elemento integrado. Algunos, como el IES La Azucarera, lo utiliza en el área de Física y Química. En otros, como el instituto La Puebla de Alfindén, el teléfono va más allá de ser un simple recurso, ya que se ha convertido en el epicentro de diversos programas destinados a favorecer y facilitar el aprendizaje de los alumnos y adaptarlo a las nuevas tecnologías. O el IES El Picarral, de nueva creación, pero todo un referente ya en innovación educativa.

Sin problemas

«Cuando escuchamos hablar de centros educativos a continuación de móviles, tabletas o todo ese vasto mundo de las llamadas nuevas tecnologías, es fácil que imaginemos que estamos abordando conflictos o problemas. Y, sin embargo, no siempre es así. Hay centros educativos, como este, donde móviles, tabletas o nuevas tecnologías suponen hablar de educación», introduce Juan Pedro Serrano, director del IES El Picarral.

En este centro de Secundaria, que ha iniciado su andadura este curso escolar, el alumnado utiliza el móvil o las tabletas como herramientas cotidianas dentro de su proceso formativo. Entrar en una de sus aulas significa ver a estudiantes de 12 años usando estas nuevas tecnologías. «No existe la prohibición de portar el móvil una vez que se entra en el recinto escolar. Esto no significa que puedan hacer un uso indiscriminado de estos aparatos. Los usan, sí, pero siempre cuando su concurso es necesario», explica el director.

Así, durante el primer trimestre, cuando todavía no contaban con tabletas, el alumnado se servía del móvil para superar los retos que tenían que resolver cooperando en grupos para trabajar los distintos proyectos de aprendizaje que el profesorado establecía. Y es que en este instituto se intenta poner en marcha un proyecto educativo basado en el aprendizaje cooperativo por proyectos que incorporan en un mismo trabajo a las diferentes materias. «Creemos imprescindible diferenciar bien educación de adiestramiento. Educar es formar personas capaces de hacer frente a la realidad y sus retos desde la autonomía personal y la responsabilidad», apunta el jefe de estudios, Jesús Ángel Sánchez.

Responsabilidad

«No se forja la responsabilidad desde la prohibición, sino desde la conciencia de que todas nuestras acciones tienen sus consecuencias. El problema no está en la herramienta sino en la persona que la usa. Hemos de formar a las personas para un uso con conciencia social. No tiene sentido prohibir móviles y tabletas en el recinto. Al educador no le puede preocupar solamente lo que ocurre unas cuantas horas de lunes a viernes. El horizonte de los docentes es la vida regida por una serie de valores que implican aprender a usar adecuadamente estos instrumentos», dice Sánchez.

¿Y los problemas que suelen asociarse al mundo de internet? El centro asegura que no se han producido conflictos graves, aunque sí se han detectado casos de mal uso que se han resuelto en el centro porque «en muchas ocasiones el alumnado no ve nítidamente la línea que separa la broma de lo que puede ser una falta o incluso un delito», señala Blanca Domínguez, profesora de Música y secretaria del centro.

Chicos y chicas reunidos en grupos buscando cómo resolver problemas matemáticos o describir paisajes o escribir poemas y dibujar cómics... Todo ello dentro de un proyecto diseñado por el profesorado. Un grupo de alumnos pide permiso para salir del aula: tienen que filmarse hablando en francés. Nadie les acompaña. «No sucede nada. Van, hacen su trabajo y vuelven al aula. Son cada día más autónomos y responsables, y por ello la confianza es el clima que preside la vida del instituto, apunta Serrano.

Otros proyectos

Otro de los centros expertos en el trabajo con móviles en el aula es el IES La Puebla de Alfindén, especialmente, a través del departamento de Música mediante la metodología m-learning o intermetodología. «A través de la competencia digital, uno de los objetivos de la educación es transformar la gran masa de información en conocimiento. En nuestro caso, una de las actividades donde hemos trabajado con dispositivos móviles es en Investigando en mi entorno sonoro, donde los alumnos de 1º de la ESO han investigado en su entorno sonoro más cercano aquellas situaciones donde experimentaban sonido, ruido y silencio, capturándolas con su cámara de móvil. Después elaboraron presentaciones en red con diversas aplicaciones expresando de forma artística en cada imagen aquellas sensaciones que experimentaban, agradables o desagradables, incluyendo una música de fondo, libre de derechos de autor, para embellecer su trabajo final», explica la docente Sonia Muslares.

Por último, codificaron su presentación en códigos QR y realizaron una exposición en clase en la que con sus dispositivos móviles y una aplicación lector de códigos podían acceder a todos los trabajos de los compañeros. «Para finalizar, valoraron sus trabajos a través de un ranking Top 5 elaborado con List, donde aparecían todos los trabajos de nuestros investigadores y votaban las creaciones que más les habían gustado», explica Muslares.

Otra de las actividades implementadas en el aula ha sido Music and emotions, donde los alumnos de 3º de la ESO han desarrollado una actividad interdisciplinar con las materias de Música e Inglés. «Tenían que crear un storytelling (contar una historia) través de las grabadoras de sus smartphones donde hablasen sobre tres de sus canciones favoritas y las emociones que les transmitían, maquetando su trabajo a través de diversas asplicaciones, como Soundtrap o Audacity, donde incluían un fragmento de dichas canciones. Después subieron el resultado final a su canal de Soundcloud», añadió la profesora.

Colegios

Evidentemente, el uso del móvil en el aula se aplica en los institutos en mucha mayor medida que en los colegios, donde la edad de los niños no invita todavía al uso de un teléfono que muchos de ellos todavía no poseen. De ahí que la tablet sea el recurso más utilizado, aunque el teléfono comienza ya a abrirse camino.

«Hasta los 12 años no se debería tener móvil. Creo que todavía hay miedo a introducir este elemento en el centro porque aún no tenemos claro cómo debemos usarlo. Se trata, primero, de enseñar esto a los chicos y educarles en el uso responsable del móvil, aunque a esos que tienen miedo yo también les diría que, al igual que se trabaja con el ordenador y el docente está pendiente de su correcto uso por parte del alumnado, con el móvil sería igual», indica Carmen José Giner, directora del colegio Juan Lorenzo Palmireno, de Alcañiz, otro de los centros que ya ha introducido este elemento. Aunque, de momento, por parte del profesor. «Hacemos cuestionarios y las respuestas de los niños nos llegan al móvil. Además, entre nosotros empleamos mucho aplicaciones rápidas o redes sociales para compartir documentación y mensajes, pero hay cierta reticencia a la introducción plena de este elemento cuando se trata de niños pequeños», añade la directora del colegio.