La Asociación de Padres y Alumnos (APA) del colegio público Tío Jorge lleva varias semanas recogiendo firmas para evitar que el director del centro, Lorenzo Oro, tenga que dejar su puesto el próximo agosto. ¿Por qué? Este docente lleva 34 años al frente del centro, y cumple la edad de jubilación, así que, en teoría, debería ceder su puesto. Pero ni el equipo directivo ni la APA ni el propio director quieren que esto ocurra.

Para evitarlo ha presentado un recurso de alzada --es el último que puede poner, puesto que el siguiente paso sería acudir al juzgado de lo Contencioso Administrativo-- en el registro alegando que hace dos años acordó y preparó con el equipo directivo un proyecto cuya duración es de cuatro años. "El colegio es pionero en proyectos educacionales de experimentación", explica la presidenta de la APA, Isabel Royo, como Abierto por vacaciones, guarderías o, de cara al próximo curso, la unión del centro al programa de bilingüismo.

Según el real decreto ley de ordenación de la función pública de la comunidad aragonesa, existe una disposición por la que se puede solicitar una prórroga hasta los 70 años siempre y cuando existan causas organizativas o funcionales, es decir, que haya un proyecto iniciado bajo su supervisión.

Y este es, precisamente, el razonamiento de peso expuesto en el segundo recurso presentado por el director al Departamento de Educación del Gobierno de Aragón. El departamento de Educación "debería permitir que continue en su cargo durante los dos años que quedan de proyecto", sentencia Isabel, y así, "afianzar el programa escolar y darle continuidad".

Hasta la fecha, la respuesta obtenida es que el 31 de agosto tendrá que decir adiós a casi cuatro décadas a la cabeza del colegio. Por ello, la APA comenzó hace semanas a reunir firmas en apoyo a su director. Ya ha entregado más de 400 al departamento de Educación para mostrar su apoyo y ha comenzado la segunda tanda de recogida de firmas.

La solución, sin embargo, no parece fácil, puesto que el Gobierno, debido a los recortes, prefiere jubilar para así amortizar las plazas.