La Policía movilizó ayer el helicóptero del equipo Cóndor, con base en Madrid, para incorporarse a las tareas de rastreo de los dos jóvenes desaparecidos en Zaragoza en las últimas semanas. Se trata del guineano Florencio Ayingono, de 20 años, del que se perdió la pista el pasado 14 de diciembre, y A. A. T., de 25 años, un joven búlgaro que presuntamente se quitó la vida lanzándose al Ebro, pocos días después. La búsqueda en el río, fundamentalmente de este último, cuenta con la colaboración de los buzos de los Bomberos de Zaragoza.

Según explicaron fuentes policiales, el helicóptero se incorporó ayer porque las condiciones meteorológicas tanto en Madrid como en Zaragoza, fundamentalmente la niebla, han impedido que acudiera antes. Al cierre de esta edición, la búsqueda no había dado frutos, pero la vigilancia aérea supondrá una gran ayuda para el operativo que actualmente integra el grupo de Homicidios --que dirige la investigación--, Guías caninos y las unidades de Intervención y Prevención y Reacción.

En el caso de Florencio, su pista se perdió la noche del pasado 14 de diciembre, cuando salió con sus amigos de la universidad --estudiaba Geología-- y fue expulsado de una discoteca en la calle 4 de agosto. Dijo que se iba a su casa, en San José, pero nunca llegó. Su familia y amigos han empapelado Zaragoza de carteles, y convocaron una concentración para urgir avances en la investigación, el pasado sábado. Insisten en que no es una desaparición voluntaria, ya que no se llevó nada y no ha habido movimiento en su cuenta bancaria.

Un portavoz policial incidió en que el dispositivo de búsqueda abarca a todas las patrullas, que cuentan con fotografías del joven y están coordinados con la Local y la Unidad Adscrita. Fuentes cercanas a la investigación aclararon que está descartada la muerte violenta de Florencio, así como el secuestro, ya que no han pedido rescate. La búsqueda se centra en lugares donde es posible que sufriera un accidente, como desniveles en parques.

En el caso del joven búlgaro, la Policía no tiene dudas del suicidio, ya que dos testigos vieron cómo se quitaba la chaqueta y se lanzaba al Ebro, a la altura de la desembocadura del Huerva, aunque poco después pidió auxilio. Los buzos de Bomberos han realizado varias batidas para encontrar el cuerpo en el lecho del río, la última ayer. También se ha inspeccionado el azud, sin éxito, para comprobar que no hubiese quedado enganchado.