"En la Edad Media mataban mucho". "Y los romanos escribían en las paredes y las dibujaban". "Qué no, que esos eran los de la prehistoria". Esta era la discusión que mantenían Adrián, Marta y Marcos, todos de 11 años, respecto a los conocimientos adquiridos en unas jornadas interculturales que han tenido lugar desde el lunes en el colegio San Vicente de Paúl de Zaragoza y que finalizaron ayer con un acto de puertas abiertas al que acudieron los padres.

A las 16 horas unos 450 estudiantes, de entre 3 y 12 años, se congregaban en el patio del centro vestidos con trajes de cristianos, judíos, musulmanes y romanos, entre otros. Ropas de plástico y papel que ellos han fabricado con ayuda de maestros y padres. El lema ha sido Zaragoza, 2.000 años de historia .

"Queremos enseñarles a los chavales que la ciudad no ha nacido de la nada, que hay huellas de distintas civilizaciones", explicaba Alfredo, uno de los profesores que junto a Sergio, Silvia y Susana han organizado las distintas actividades en las que ha participado todo el centro educativo. A lo largo de estos tres días los estudiantes han conocido las distintas culturas, han hecho teatro y han visitado las murallas y las termas romanas. Además, han participado en unos talleres en los que han dibujado pinturas ruprestres y vidrieras, que ayer colgaban por las paredes del colegio.

"En este centro hay chavales de 14 nacionalidades diferentes entre chinos, musulmanes, rumanos... y todo el año trabajamos la interculturalidad con los niños, que tampoco son muy conscientes porque entre todos se llevan perfectamente y sin problemas", añadía Alfredo, quien recordó que las jornadas del año pasado fueron Un cole para todos .

Agustina, de 11 años, llegó desde Argentina hace tres. "Quise venir a Zaragoza bien documentada y como el tema de los romanos me gustaba mucho leí por mi cuenta por dónde habían estado. Más o menos ya sabía lo que nos han contado", explicaba esta joven que ayer iba vestida de personaje del medievo. "El foro es lo más bonito", agregaba.

Los más pequeños, como Alba, Javi, Estefanía y Laura, de 6 años, estaban emocionados y alterados, aunque tampoco sabían muy qué celebraban y que con sus trajes, de trogloditas, habían retrocedido miles de años en la historia. "A los más pequeños hay que contarles cuentos o ponerles dibujos para que asimilen mejor las cosas", explicaba su maestra.

Durante estas jornadas, los profesores también han querido involucrar a los padres. Para ello, a cada niño se le ha entregado una figura de papel en blanco que ha tenido que vestir en casa, con ayuda de sus familiares, de romano, musulmán, judío o cristiano.

Una de las madres que se acercó hasta el patio del colegio para ver a sus dos hijos, Belén Mallén, se mostraba encantada: "Estas cosas son buenas para favorecer la integración y que los niños aprendan a ser tolerantes, más con lo que nos está pasando últimamente", precisaba.